En este mes nos encontramos con las fiestas revolucionarios, conmemoramos este otro momento, igual o más importante para darle identidad a nuestro país, tal es así, me comentaba un estudiante, que celebramos la Independencia disfrazados como revolucionarios. Una escritora que en su momento no fue reconocida, pero que ha logrado entrar al canon de la literatura mexicana es Nellie Campobello (1900-1986), escritora norteña, del estado de Durango.
Campobello tiene varias obras, pero me quiero concentrar en Cartucho (1931), cuyo subtítulo es Relatos de la lucha en el Norte de México. En este libro se da cuenta del periodo revolucionario en la región de Chihuahua y Durango, lo particular de los fragmentos en que está compuesta la obra es la mirada de una niña, es decir, desde esa perspectiva, asistimos como lectores a lo que sucede con las escaramuzas, los fusilamientos, las balaceras, la vida cotidiana en medio de un conflicto tan crudo como la Revolución Mexicana.
Como señalé, la obra está compuesta por fragmentos, lo que hace que su lectura sea muy accesible, podemos tomarlos como capítulos cortos o pequeños cuentos o ficciones, aunque muchos de los eventos tienen su referente histórico, como el fragmento titulado “Las tarjetas de Martín López”, en que este personaje narra la historia de cuando fusilaron a su hermano Pablo, mientras muestra una colección de fotografías señala que cuando lo iban a ejecutar, estaba de mirón un gringo y él dijo que no lo mataran enfrente de él, que lo sacaran porque no quería morir enfrente de un perro.
Otro aspecto que llama la atención de la composición de la obra es justamente la oralidad que se reproduce, las diferentes historias que se leen en Cartucho parece que se están contando en medio de una cena o en una reunión en la que las personas mayores recuerdan las anécdotas de los vecinos, de los familiares o amigos, pero Campobello omite señalar quién cuenta qué cosa, solo leemos las historias a través de la mirada de una niña, lo que causa extrañeza y hasta desconcierto, como en el fragmento “El muerto”, en que dos niños se asoman a la ventana, luego de escuchar las detonaciones de los fusiles para ver quién era el muerto. En este mes revolucionario valdría la pena leer o releer Cartucho porque es una obra que se lee rápido y que nos acerca otras miradas, como la femenina, acerca de la Revolución Mexicana.
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