Unas 100 personas aceptaron ser reinstaladas en albergues, tras un operativo de desalojo del campamento migrante conocido como la “pequeña Venezuela”, en los linderos del río Bravo.

Sin embago, de los 600 migrantes que aún permanecían acampando, la mayoría, unas 500 personas, se resistió a que se les llevara a los albergues.

Los extranjeros, principalmente de origen venezolano, permanecieron en el lugar un mes: del 26 de octubre a este 27 de noviembre, alcanzando a acampar hasta casi 2 mil personas.

Autoridades dijeron que cuentan con 700 espacios disponibles en los centros humanitarios.

Según comentaron, buscarían otros lugares que no fueran operados por el Gobierno, incluida la posibilidad de rentar viviendas, organizados en grupos.

La totalidad de las tiendas de campaña que estaba en el lugar, junto al río Bravo, fueron derribadas por autoridades de los tres niveles de Gobierno, principalmente policías antimotines, aunque al menos dos de ellas fueron incendiadas por los migrantes, en protesta.
CILA solicitó apoyo al municipio para desalojo
Santiago González, titular de la Dirección de Derechos Humanos en el Gobierno Municipal, mencionó que la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) realizó una solicitud al Gobierno Municipal de Juárez, en el sentido de que se desalojara el lugar, por constituir un riesgo de inundación, ante la posibilidad de lluvias.

Se tenía el temor de que pudieran morir ahogados, en caso de una crecida de la corriente del río.

Además, se realizó un dictamen de Protección Civil del Municipio, donde se estableció que pudieran incendiarse las carpas, porque se activaban varias fogatas muy cerca de dichos espacios y había menores de edad y adultos en riesgo.

Al ser trasladados a los albergues Leona Vicario y Kiki Romero, tienen la oportunidad de tener los 3 alimentos durante el día y se les ofreció un permiso de 180 días con la posibilidad de extendérselos más tiempo, se indicó.
Detienen a dos migrantes por agredir a policías
En el operativo para desalojar a migrantes del campamento junto al río Bravo, participaron unos 20 agentes de la Policía Municipal, aproximadamente 15 de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal y algunos de la Guardia Nacional, quienes permanecieron a la expectativa, informó Santiago González, titular municipal de la Dirección de Derechos Humanos.

Además acudieron ambulancias de Cruz Roja y Rescate del Municipio.

También se presentaron camiones de la Dirección de Limpia del Gobierno municipal, en los cuales se cargaron las tiendas de campaña con ropa y demás artículos que tenían consigo los migrantes.

Como resultado de la intervención de la fuerza pública, se tuvo que dos migrantes fueron detenidos, los cuales agredieron a los oficiales de policía.
Los extranjeros arrojaron piedras con el objetivo de hacerles daño, logrando lesionar a uno de los uniformados en la cabeza.

En uno de los casos, un migrante sacó una navaja y la portaba en la mano mientras les ordenaban se quitaran del lugar.

En otro caso, un migrante portaba una tabla con clavos, con la cual lanzaba golpes a los uniformados. En uno de esos movimientos rasgó incluso la chamarra de un reportero.
Galería: desalojo de la pequeña Venezuela















(Fotos: José Zamora)


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