La crisis humanitaria que se acentúa particularmente en el suroriente de la ciudad es producto de un tipo de desarrollo urbano funcional para la máxima ganancia de los desarrolladores, aunque disfuncional a la ciudad.
Esta se expresa a través del abandono, de muchas formas de violencia, de la insuficiencia de la infraestructura pública más elemental para una comunidad, entre muchas otras cosas, señalan los especialistas.
Se trata de una de las zonas más diagnosticadas de la ciudad, donde habitan, trabajan y hacen su vida propia 400 mil personas.
En la ya no tan nueva “zona de crecimiento”, hacía donde se segregó a la clase obrera de la ciudad, destacan los contrastes: comparte el mismo espacio urbano con grandes parques industriales donde operan las plantas maquiladoras con la tecnología más moderna del mundo y también, paradójicamente, se enclava la Ciudad del Conocimiento, equipada con majestuosos edificios.
Hoy en día, el suroriente muestra un mayor deterioro urbano y social en comparación con el poniente de la ciudad, que por muchos años fue la zona de la ciudad con mayor rezago, señala la investigadora social, Teresa Almada Mireles, directora de CASA Promoción Juvenil.
Los espacios educativos son inaccesibles para cientos de menores, debido a la saturación, algunos están rodeados de terreno accidentado y sin cobertura de medios de transporte público.
La infraestructura que hace falta es suplida con casas abandonadas habilitadas como salones de clase, bibliotecas y hasta gimnasios, dice Almada.
Sin derecho a la ciudad
Las carencias de infraestructura y servicios, la inseguridad, la crisis económica y el desempleo en la maquiladora al inicio de la década pasada, impactaron en la desocupación de miles de viviendas, muchas de estas en esa zona.
Los especialistas han determinado que los dormitorios de zonas como el suroriente están aislados del acceso a los derechos de la ciudad.
Abandono cada vez más agudo
La simulación y las prácticas nocivas parecen haberse profundizado con el tiempo. La más reciente aprobación de un pequeño fraccionamiento de vivienda, da cuenta como una deficiente e improvisada administración urbana es capaz de empeorar las calidad de vida de miles de personas de la clase trabajadora.
Ahora el mismo instrumento rector de la planeación urbana de nuestra ciudad, identifica que es necesario consolidar el equipamiento de salud, educativo, equipamiento de tipo social, cultural y administrativo para una población de entre 3 a 5 años de 10 mil 729 infantes y subraya que, otro aspecto importante por considerar es que una parte de la población que vive en la zona, trabaja en el sector maquilador, requiriendo de servicios de guarderías indispensables para su vida.
El mismo documento rector urbano (2016), como consecuencia del desorden incrementado con el crecimiento disperso, propone una “politica urbana diferenciada” cuya estrategia identifica dos grandes áreas: Zona de Densificación Prioritaria y Periurbana, esta última dividida en dos zonas, una con servicios y otra que no tiene servicios.
Con todo y ramas el fraude en La Enramada
El 20 de diciembre de 2018, el Cabildo votó mayoritariamente a favor de la construcción de 87 nuevas viviendas en régimen de condominio en el fraccionamiento “La Enramada”, en la misma zona periurbana de la ciudad, esto pese a que los promotores del desarrollo Constructora Aryve, iniciaron los trabajos sin el permiso de las autoridades municipales y falsificaron dictámenes de la Junta de Aguas.
Nada detuvo la aprobación del nuevo fraccionamiento de vivienda, ni siquiera el llamado a la conciencia lanzado por Claudia Arreola coordinadora del programa Red de Vecinos del Plan Estratégico, a los 13 regidores de mayoría independiente, a quienes espetó si ellos pagarían por los daños causados a las familias en caso de desperfectos en la infraestructura subterránea, dado que la constructora tenía avances de obra cuando se descubrieron sus múltiples y sistemáticas irregularidades.
La aprobación de este proyecto, dejó al descubierto como las autoridades municipales privilegian las inversiones e interéses privados de algunos cuantos, por encima de los 400 mil residentes que habitan la zona. La mitad de estos trabajadores de la industria maquiladora, y la otra mitad entre empleados en negocios y autoempleados en oficios.
Para todos los gobiernos municipales, los nuevos desarrollos de vivienda de interés social en el suroriente, signficaban una oportunidad de desarrollo con visión de ciudad y una mejora en la calidad de vida de las personas.
La directora de Desarrollo Urbano Lilia Méndez Rentería se encargó de la defensa del gobierno independiente a favor de la construcción de las tres etapas de vivienda de La Enramada.
Para la funcionaria proyectos como La Enramada situados en una zona de la ciudad caracterizada por el abandono de miles de vivienda, representan un “cambio de paradigma”.
“…Entender que dentro de la lejanía puede darse desarrollo y hacer bienestar y calidad de vida para quienes menos tienen”, dijo.
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