“Cae la noche y amanece en París, en el día en que todo ocurrió, como un sueño de locos sin fin, la fortuna se ha reído de ti… Sorprendido espiando, el lobo escapa aullando y es mordido por el mago del Siam”.
Es el estribillo de una canción de un grupo español llamado La Unión. A primera instancia, la pieza hace pensar que se trata de un hombre lobo, un licántropo (dirían en las películas de El Santo y Blue Demon, en contra de Drácula y el hombre-lobo). La historia está basada en la novela de un francés llamado Boris Vian, en la cual narra la historia de un personaje que siendo lobo es mordido por el mago del Siam y se convierte en un humano común y corriente, es decir, la historia es al revés de como se piensa.
Miles de veces se ha escuchado esta misma canción en el radio y los chavorrucos el día de hoy, aún no saben la trama de la historia, simplemente la bailaron y la cantaron. Tal vez la pieza no le diga nada porque simplemente es eso, no pasa de ser una inyección de notas pegajosas, sin embargo, el verdadero autor de la letra escribió toda una novela en la que narra las dificultades de una bestia peluda y de repente una mordida infecciosa, lo convierte en un hombre, lo cual implica que ahora tiene inteligencia y goza de libre albedrío.
No obstante, todas esas facultades que son inherentes al ser humano, no las quiere o tal vez no le sirvan, no le interesan al nuevo hombre, él lo que quiere es volver a ser una bestia. El anteriormente lobo ahora es un hombre el cual tiene que cumplir con las obligaciones de cualquier otro hombre, tales como pagar deudas, recibos, renta, llenar la alacena o lavar la ropa en las ‘lavasolas’.
Alguien con ánimo de queja despotricó en contra del libro de Boris ya que esperaba una historia en donde los licántropos perdieran la batalla, sin embargo, quien no ha escuchado la rola pensará que es una historia de un hombre-lobo normal, pero es todo lo contrario. La pieza se ha sonado millones de veces en la radio y ha quedado como un clásico del rock en tu idioma, pero solo se oye, mas no se escucha.
La diferencia entre escuchar y oír radica en el nivel de atención que se le pone a las cosas. El ejercicio de escuchar no está diseñado para toda la humanidad, aquello es exclusivo solo para algunos, quienes se dan el tiempo de evaluar, observar y discriminar están escuchando. El ejemplo de la pieza comentada es claro: muy pocos saben de lo que se trata.
Recientemente su servidor y los vecinos reportaron 3 fugas de agua que se localizaron en la colonia, 2 de esas fugas ya tienen más de 2 meses y son de agua potable. En repetidas ocasiones se ha marcado el teléfono de la JMAS, se tomó foto de una de las fugas más críticas, y se envió por WhatsApp a los encargados. Lo anterior, a petición de una de las operadoras, ya que supuestamente el reporte fue atendido, lo cual no es verdad.
Me preocupa el nivel de comunicación que hay entre la ciudadanía y este corporativo que es la caja chica del Gobierno del Estado. Pareciera ser que solo hay comunicación de aquí para allá, pero no en sentido contrario. Es decir, cuando tú les llamas, te oyen, pero no te escuchan. Es una especie de descarga catártica para dejar al cliente en paz después de que hable todo lo que quiera, pero quien atiende el teléfono simplemente se está rascando la entrepierna y sacándose los mocos.
Me preocupa mucho que este tipo de personas no sepa de qué va la pieza llamada “Lobo hombre en París”.
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