Se puede pensar que hay profesiones menos riesgosas que la escritura y podríamos coincidir en ello, poner por delante bomberos, policías, militares, etcétera. Quizá el riesgo de alguien que escribe pueda provenir de algún problema por estar tanto tiempo sentado, algún asunto con el nervio ciático, los riñones o problemas de circulación sanguínea, pero no de otro tipo. Sin embargo, hay un escritor que con lo que escribió puso en riesgo su vida y desde entonces vive resguardo por la policía italiana, me refiero a Roberto Saviano (Nápoles, Italia, 1979).
Este escritor italiano tiene publicados los libros CeroCeroCero (2013), La banda de los niños (2016) y Beso feroz (2017), por nombrar tres, pero fue Gomorra (2006), la obra que le dio fama y se convirtió en su maldición, ya que, desde entonces, la mafia napolitana lo tiene amenazado de muerte, por esa razón tiene guardia personal durante las 24 horas del días, todos los días.
Este libro que hizo enojar tanto a la mafia inició como una investigación periodística en el puerto napolitano porque Saviano se enteró de que había algo tétrico: vagones llenos de cadáveres de chinos de todas las edades. Pronto supo que se trataba de un peculiar plan de pompas fúnebres, puesto que pagaban para que una vez muertos los trasladaran a su natal China. Esto es solo uno de los asuntos que descubrió Saviano en los muelles de Nápoles. Se dio cuenta que había más cosas por descubrir y decidió buscar trabajo en esos muelles tan importantes para el comercio de Europa.
El tráfico que descubrió ahí fue de lo legal a lo ilegal, productos piratas e incluso piezas que hacían pasar por auténticas y únicas de marcas famosas, de tal suerte que una actriz famosa usó una prenda de esa procedencia en la entrega de los Oscar en 2004. Todo estaba relacionado con las bandas criminales que, dice Saviano, los periodistas le llaman mafia o camorra, pero que ellos se denominan a sí mismos Sistema, pertenecen al Sistema de Secondigliano, por ejemplo.
Al leer Gomorra de Saviano, se entera uno de los alcances reales de la mafia napolitana y hace pensar en lo que sucede en otras latitudes.
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