El estrés sigue apoderado de las fuerzas priistas en su lucha por mantener el control del Gobierno del Estado quienes lo tienen y por desplazar a estos quienes se aprestan al “sacrificio” del relevo.
Esta semana subió unos kilómetros más a su velocidad en acciones públicas Héctor “Teto” Murguía. Las patadas y golpes bajo la mesa no se hicieron esperar. Le copetearon las notas periodísticas de comentarios ácidos que no surgieron de otra parte sino de sus opositores internos. Los lectores comunes no se meten en grillas partidistas, salvo casos muy excepcionales.
Trataron de ridiculizar al Teto con las fotos del año del caldo donde aparece con botas de hule en una inundación. Nomás a los flamantes mercadólogos del precandidato se les ocurre poner el plato en la mesa a los contras para que se pitorreen.
A Serrano no le fue mejor con la “brillante” iniciativa de siempre: repartir despensas y hacer audiencias. Las despensas consisten en un kilo de frijol, un kilo de tortillas de maíz, otro kilo de arroz y un paquete de tortillas de harina.
La distribución empezó hace quince días con el logo de Enrique Serrano estampado en los paquetes; en la última semana le quitaron el nombre porque incluso fue objeto de demanda legal por parte de panistas, pero la repartidera continuó. Los señalamientos en redes son severos, y de nuevo es obvio que provienen de quienes le hacen competencia por el 2016, ni modo de quienes reciben los muy modestos paquetitos alimenticios.
Tampoco le fue bien a Serrano en el evento masivo de su segundo informe. Parte de su logística falló doblemente cuando desde Palacio les anunciaron que Teto sería el representante del señor gobernador, César Duarte. Ni la burla perdonaron.
No será lejano el tiempo en que las senadoras Graciela Ortiz y Lilia Merodio recurran a la misma práctica de las despensas, al menos mientras los encuestadores de Gobernación y el PRI nacional recorren el estado midiendo la popularidad de ellas y sus contrincantes varones.
Las reacciones serán idénticas. No se requiere ser brujo para saberlo. Mirone conoce que ya trabajan los cuartos de guerra sucia para la defensa y la ofensiva. Serrano no ha soltado el suyo desde la campaña electoral por la Alcaldía. Lo operan los corridos de Palacio; Murguía lo tiene listo para cuando se requiera, Lilia también; igual Graciela, y ni se diga Marco Quezada, Víctor Valencia y Javier Garfio. Entre gitanos se conocen todo. “El Torbellino” Marcelo ha sido todavía muy cauto.
Más Merodio que Graciela ha sido objeto de fuertes comentarios que van desde el señalamiento a su actividad meramente política hasta los de muy bajo nivel que hablan sobre su persona; y no es por su persona que se le califica sino sobre su activismo político y la amenaza que representa para los otros proyectos, esa es la verdad; y no son críticos de la calle, sino del interior mismo de su partido, igual que en el caso de Teto, Serrano, Quezada, etc.,
Posiblemente no Serrano, posiblemente no Palacio de Gobierno, pero es hora que importantes seguidores de ambos frentes no olvidan cuando Merodio arrebató su actual escaño en la Cámara Alta del Congreso de la Unión al actual presidente municipal. La venganza se refleja en cualquier movimiento de ella, más ahora que busca la Gubernatura.
¿Qué ocurrió cuando la senadora, Graciela Ortiz, fue secretaria general de Gobierno en la presente Administración estatal como para granjearse una permanente animadversión del duartismo general? El coraje se refleja en pláticas, análisis, comentarios en notas informativas y hasta en entrevistas periodísticas. Ahora le inventan hasta males incurables, pero su único mal irremediable hoy se llama búsqueda de la Gubernatura.
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Los casos de Marco Adán Quezada y Víctor Valencia de los Santos son las pruebas irrefutables del grave retortijón que sufre el priismo chihuahuense; de ellos hacia Palacio y de Palacio hacia ellos no se han concedido tregua. Desde antes que diera sus primeros pasos el sexenio había ya gresca con Valencia; con Quezada empezó hacia la mitad de su periodo como alcalde 2010-2013.
El entonces alcalde Marco Adán elevó tímidamente la voz para reclamar algo de crédito en los casi 150 millones de pesos que el Municipio invirtió para la construcción del ViveBús y el correspondiente logo del Ayuntamiento en la publicidad lanzada por el estado. Sí fue incluído pero también empezó la guerra. Palacio paró orejas en el reclamo encontrándolo como intención de 2016. No le erró.
Salvo aquel desayuno de la falsa unidad al que invitó en su domicilio de la capital Chihuahua el ahora Director General del Issste y jefe de tribu de Quezada, José Reyes Baeza, no hubo más acercamiento entre ellos. Duarte asistió con varios de sus operadores pero más tardaron en acabar con el jugo y el pan que en reiniciar descargas de odio.
Ha quedado establecido que la confianza entre todos ellos está por completo rota. Si asisten juntos a Catedral, rezan juntos, se confiesan juntos y se perdonan ante el arzobispo Constancio Miranda, saldrán de ahí y volverán de inmediato al ring… o a sus cuartos de guerra… con la misma instrucción. La credibilidad está convertida en polvo.
Los hechos hablan por sí solos. El gobernador ha otorgado algunas entrevistas periodísticas con motivo de la entrega de su quinto informe al Congreso del Estado en las que no ha dejado lugar a dudas sobre su tremendo encono contra el deliciense Baeza y su grupo. Solo repitió lo que ha venido sosteniendo desde hace meses -y años- en entrevistas con todos los medios de comunicación. Nada nuevo.
Esta semana en el Congreso del Estado continuaron las baterías bombardeando a Quezada Martínez con el sambenito de la inhabilitación política para impedir que se presente en los comicios del año entrante.
Por lo pronto el priista exalcalde se consiguió otro amparo de la justicia federal contra los operadores legislativos de Palacio.
Si por el Gobernador fuera no quedaría de Quezada ni su fotografía oficial en la sala de cabildo del Ayuntamiento chihuahuita manejado por el duartismo. No pasará a mayores si se trata de seguir los cauces legales y políticos, de los extralegales no responde Mirone. Si Marco no llega más lejos en su búsqueda por la Gubernatura será por otras razones que tienen más que ver con su verdadero alcance que con la tranquiza del ballezanismo. No deja de llamar la atención que el principal asesor del baecismo, el profesor Mario Tarango, apoye a Lilia y no a Marco…ni a Valencia.
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Mirone ha sabido de sutiles llamadas de atención que han bajado desde el celestial Palacio Nacional y de “respetuosas” sugerencias surgidas desde el PRI de Manlio Fabio Beltrones hacia quienes andan tras Palacio de Gobierno y/o hacia sus jefes.
Las recomendaciones tienen qué ver esencialmente con el discurso y la conducta desplegada por todos los mencionados y mencionadas hacia el primer priista del estado. Al menos en un par de casos las llamadas de atención han sido directas y sin lugar a interpretación. No más trapos sucios al sol ni a la calle de Palacio ni de ningún otro priista.
Se ha dicho bastante de los eventuales agradecimientos de Peña Nieto a Gustavo Madero por el Pacto por México a cambio de la Gubernatura para el panista chihuahuense. Hasta el momento son cada vez menos las señales que hablen de algo así.
Indudablemente Madero quiere, quizá Peña le tiene algo de agradecimiento pero el priismo poderoso e influyente, incluído Beltrones, lo que quieren es repetir en Chihuahua. Al dirigente tricolor no le serviría una tachita si busca la Presidencia de la República.
De ahí que Miguel Ángel Osorio y el propio Manlio busquen directamente bajar varias rayitas a las peleas entre sus correligionarios en Chihuahua. Apenas si se ha notado en el caso de Valencia, pero no en el de Marco, ni en quienes son los autores intelectuales de la guerra sucia, tanto del bando de los precandidatos(as) como de quienes buscan repetir en Palacio. Los jerarcas tricolores tienen plenamente autorizadas las precampañas pero no la pelea porque saben que los resultados pueden ser desastrosos. Necesitan tijeras de cirujano magistral para remediar las cosas porque en el paquete está el peso aún pesado: el gobernador Duarte.
Un Segundo informe con sabor amargo
En medio del ruido político que causó el exalcalde Héctor Murguía Lardizábal, el presidente municipal, Enrique Serrano Escobar, cumplió con su obligación de rendir cuentas a los juarenses de su gestión administrativa al frente del municipio de Juárez.
Serrano ofreció su segundo informe de Gobierno en un evento que cumplió con todas las formalidades y protocolos de un acontecimiento en donde tradicionalmente se busca mostrar fuerza política a través de buena convocatoria. Lo consiguió. Sus expectativas futuras inmediatas atraen casi a cualquiera.
Al acto acudió la clase política de Juárez y Chihuahua capital, solo faltó el gobernador, César Duarte, quien no desaprovechó la oportunidad para enviar cifrados mensajes en medio de la euforia que viven los priistas por la sucesión gubernamental.
Nadie esperaba que el gobernador enviara como su representante al expresidente municipal Héctor Murguía, quien al igual que el alcalde de Juárez, busca la candidatura del tricolor por la Gubernatura. ¿La travesura fue hacia uno, hacia el otro, o hacia los dos?
Teto Murguía metió mucho ruido y al final del informe litralmente le robó el show y los aplausos a Serrano, quien por momentos se removió incómodo al escuchar las carcajadas que arrancó del respetable el enviado del gobernador César Duarte. Conociéndolo, el alcalde ya se esperaba este escenario. Teto le robó hasta el agua, y lo festinó.
El mismo viernes, -día del informe- los integrantes del Gabinete municipal se reunieron en el famoso restaurante “Las Cazuelas”, de variadísimo buffet, para afinar todos los detalles del informe. Ahí armaron la estrategia para aminorar el golpe por la asistencia de Teto y que no fuera a hacer daño al evento. Acordaron literalmente uniformarse, con todo y moño, y distribuirse entre los asistentes para dirigir el aplausómetro.
En esa reunión destacó la asistencia del delegado estatal del PRI, Alfredo Urías, que estuvo para contribuir con su “experiencia” y recomendaciones al equipo del presidente municipal.
Los detalles, pues, se presentaron con todo y medidas preventivas, pero el saldo definitivo al final del día lo veremos en las próximas semanas.
Viene mano negra en Oples
En más ecos de las entrevistas a los aspirantes a ocupar el Consejo Estatal del Organismo Público Electoral Local (OPLE) todavía llamado Instituto Estatal Electoral, resalta que los consejeros nacionales del INE le hicieron el favor a dos que tres que se apuntalan para presidir el ente.
Fue muy evidente que algunas entrevistas fueron muy ácidas, otras resultaron muy “light” con dos o tres preguntas y otras muy a modo de los aspirantes, que como se diría en el argot beisbolero, para batearlas de home run.
Así, se pueden perfilar a varios de los “beneficiarios” con las entrevistas a modo: el camarguense Alonso Bassanetti Villalobos, apoyado por lo que aún queda de ideología izquierdista y antisistema en el centro del país, aunque desde hace rato ya avecindado en la burguesía que le permite un salario decoroso del Tecnológico de Chihuahua II y haber ocupado diversos cargos públicos.
Claudia Arlett Espino (Cata, para los amigos), quien lleva el apoyo priista y particularmente el de la senadora Graciela Ortíz González; catedrática de la UACH y feminista, aunque ella misma define su feminismo como una lucha por el empoderamiento de la mujer acompañada del hombre. La entrevista a Cata fue de las más amenas que se dieron la mañana del jueves; transcurrió entre bromas y hasta pareció casi intrascendente que le sacaran su simpatía priista.
Al vocal ejecutivo en el estado del Registro Nacional Electoral, Arturo Meraz González, por poco y hasta le dan la bienvenida al OPLE los consejeros nacionales; lo único que le cuestionaron era por qué no había buscado antes abandonar la comodidad del cargo en donde lleva varios años. La entrevista pareció una “charla entre iguales”. Luego le preguntaron sobre su posible plan de trabajo.
A Audén Rodolfo Acosta Royval también parecieron alineársele los astros. Apoyado por la masonería (no se sabe si solo local o también nacional), también fue colocado en uno de los grupos más favorecidos y se insiste en que va en caballo de hacienda.
Los que pasaron las de Caín fueron los aspirantes como el actual presidente del IEE Fernando Herrera, la también consejera Silvia Laura Lechuga, la joven promesa del PRI Yaneth Zamarripa, a quienes cuestionaron sus filiaciones partidistas y otros pecadillos que casi casi los descartó de la contienda.
Se cree que en el transcurso de la semana que empieza el INE definirá la integración del OPLE Chihuahua. O sea, ya.