Después de mucha resistencia, finalmente el gobernador César Duarte asumió en parte su función de primer priista en el estado y jaló hasta la Casa de Gobierno a varios de quienes buscan relevarlo en el 2016.
El desarrollo del tema no es sencillo, porque el ejercicio de la política es bastante complicado, especialmente cuando se trata de pelea por el poder público.
Son miles de millones de pesos los que están en juego y la sensación adictiva de sentirse por encima de millones de seres humanos… es el destino de cientos de pueblos pequeños y grandes ciudades. Llegando al poder, gobernadores y alcaldes deciden qué obras se hacen y qué obras no se hacen con el dinero de todos. La “bendita” democracia termina en la elección.
De nuevo empieza a jugarse el destino de Chihuahua para el periodo 2016–2021. En este espacio hemos tratado de llevar una cronología objetiva de los distintos sucesos que van marcando el rumbo hacia la fecha electoral con la intención de que los lectores conozcan cómo corre el agua en los subterráneos políticos y tomen las decisiones que consideren correctas a la hora de sufragar. Su única libertad es el día de la elección, de ahí para adelante no sabrán más de sus candidatos ni de las decisiones que tomarán sus gobernantes al hacer uso de los impuestos, así que más vale tomar la correcta decisión en las urnas.
Casi con un pie en el hospital para una nueva intervención quirúrgica que lo dejaría en “reposo absoluto” tres largas semanas que en política son eternas, César Duarte decidió dar un paso que había evitado hacia el 2016: reunir a los precandidatos y precandidatas a la Gubernatura de su partido, el Revolucionario Institucional. Varios(as) de ellos(as) andaban haciendo mosca y buscó alinearlos.
Debe anotarse que desde el Partido Acción Nacional (PAN) también hay escenarios y actores que buscan enfilarse a la Gubernatura, pero con tanta lentitud, dispersión y parsimonia, que ni noticias producen todavía, o las pocas que generan se acaban más rápido que la información de un periódico mañanero.
Los priistas andan como remolino. El activismo de todos ellos y ellas no se ha frenado desde principios del año. La comida a la que invitó Duarte se dio estrictamente forzado por las circunstancias. Al gobernador le urgía generar la percepción de que retoma el control partidario de la sucesión. Como primer paso estuvo muy bien.
Antes de esa comida andaban por su lado las senadoras Lilia Merodio y Graciela Ortiz, las dos precandidatas que aspiran a convertirse en las primeras mujeres en la historia chihuahuense en gobernar el estado; andaba también por su vía y a punto de explotar Héctor “Teto” Murguía, y caminaban muy orondos con todas las bendiciones oficiales de Palacio los alcaldes delfines Enrique Serrano Escobar y Javier Garfio Pacheco.
Lilia y Graciela estuvieron haciendo precampaña a pesar de la obstrucción de Palacio. Ambas recibieron mensajes expresos y codificados para que se concentraran en su chamba legislativa y se olvidaran de los “recorridos” por la entidad.
Las dos desoyeron las instrucciones y continuaron sus precampañas. Indudablemente traen permiso de sus padrinos políticos en la Ciudad de México, de ahí que hayan decidido enfrentar las “sugerencias” de Palacio.
De Teto Murguía dijimos la semana pasada que terminó por sentirse amarrado de pies y manos para hacer precampaña mientras trotaban por toda la cancha libre Serrano y Garfio. Explotó como alambique de tepache cuando conoció la “filantropía” de Serrano en la entrega de miles de despensas con su nombre bien estampadito en los paquetes que contenían un par de kilos de tortilla, uno de arroz, uno de frijol y uno de azúcar.
El desarrollo de esos acontecimientos motivó la crítica hacia una supuesta falta de control del tricolor en el estado, adjudicada obviamente al primer priista, César Duarte.
Las desavenencias entre algunos precandidatos y precandidatas fueron mayores ante el propósito de alargar el mandato del gobernador dos años más y cuando intentó Duarte hacerse de la dirección del PRI nacional o de un espacio en el Gabinete federal. Ahora le dicen a Mirone que no fue idea del gobernador, sino “estrategia” de Los Pinos; en el colectivo, el costo lo ha pagado el mandatario.
Haber conseguido el gobernador cualquiera de esos objetivos, en estos momentos se estaría hablando hasta de Juan de las Cuerdas como el futuro mandatario de Chihuahua. Graciela y Lilia no pensarían en “invertir” más a la entidad y todos los demás andarían tratando de quedar bien con el alcalde juarense para conseguir hueso en la siguiente Administración estatal. Se quedó en lo hipotético.
Las cosas no se acomodaron para unos ni se desacomodaron más para otros, así que las propias circunstancias de un dirigente nacional partidario nada holgado para Palacio obligaron a la célebre comida en Casa de Gobierno con los mencionados y obligarán a más acciones que surgirán con mayor tranquilidad del “reposo”. Ya lo veremos. Hasta cambios en el Gabinete habrá “quietud” durante ese lapso obligado.
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La comida no convierte en cuento de hadas el proceso sucesorio tricolor. Por supuesto. El contexto en el que se dio el encuentro ha dejado claro ante los participantes del mismo que se efectuó como estrategia de Palacio precisamente para mostrar algo de equidad y para que sigan abriéndose paso los delfines sin tanto tiburón y tiburona encima; de plano no fue por súbitas reconsideraciones unificatorias. El muro de Berlín del tricolor chihuahuense sigue sin moverse un solo block.
Además, fueron convocados cinco precandidatos a la Casa de Gobierno, pero al menos otros tres han expresado abiertamente su deseo de participar y nadie les abrió la puerta ni les puso escalera para brincar, así que en estos momentos su ánimo no debe ser de gozo.
Víctor Valencia de los Santos hasta oficio ha dejado en el escritorio de Karina Velásquez manifestando su intención de ser el candidato a gobernador; también lo ha dicho de manera pública el exalcalde Marco Adán Quezada e igualmente el secretario de Educación, Marcelo González Tachiquín. El presidente del Tribunal de Justicia, José Miguel Salcido, no ha hecho una precampaña abierta, pero entre la familia priista se conoce que desea convertirse en titular del Poder Ejecutivo.
El baecismo no estuvo tampoco en esa comida. Su líder, José Reyes Baeza, goza hoy de su mejor salud en la escena política nacional como jefe del Issste; por lo tanto es un personaje a ser tomado en cuenta en Chihuahua, no solo por su calidad de exgobernador o líder del grupo interno priista más organizado en la entidad.
Pudo estar representado el baecismo por Quezada, por Valencia, o por ambos. Se ha dicho que el hueco en ese equipo lo ha llenado la senadora Merodio, quien viene recibiendo fuerte asesoría por parte del cerebro político del grupo, el profesor Mario Tarango, pero Mirone puede asegurar con palma derecha al pecho que la senadora no es la alternativa del grueso del baecismo y desconocemos que lo sea del propio Reyes Baeza. Ya habrá oportunidad de que lo aclare el propio autor de “la realidad no pide permiso” o, como lo llamó Proal: “el Rey león”.
También es considerado muy cercano a la legisladora el precandidato Marcelo González, quien podría ser opción del mismo sector baecista liderado por Tarango, pero sigue quedando incompleto el cuadro.
Podemos concluir, entonces, que el paso dado por Duarte para retomar la calidad de primer priista del estado es un paso importante para él; sin embargo, entre los convocados a la comida solo dos siguen convencidos de la “unidad” tricolor: Serrano y Garfio; los otros tres que sí asistieron conocen perfectamente la zanahoria que les están lanzando. Los dejados fuera seguirán dándole vueltas con sus palas de madera al perol de sus aspiraciones, a pesar de que se diga que son peso mosca.
El viernes mismo envió Valencia una furibunda carta a Karina Velázquez (con copia a Manlio Fabio) por el desempeño de ella y del delegado del CEN tricolor en la entidad, Julián Luzanilla.
“De nadie es desconocida la actitud recurrentemente irrespetuosa e inequitativa del delegado en mención, pues jamás ha tenido la atención ni cortesía elemental de convocar como es su obligación a los diferentes actores políticos (que por cierto somos los más), me refiero a quienes según él no somos considerados afines a su verdadero patrón político que algunos llaman primer priista”, dice parte de la enconada misiva.
Parte de ese punto que trata Valencia de los Santos es fundamental en el movimiento hecho por el gobernador, no porque lo diga el funcionario federal de Prospera, sino porque su análisis es obligado. Veamos:
Entre los no convocados a la comida y que están públicamente anotados como precandidatos a la Gubernatura hay tres que externa o internamente en el PRI están haciendo sentir que buscan la nominación porque tienen el respaldo para hacerlo. En este caso, no debemos apelar únicamente a la opinión del gobernador en relación con ese tema, sino a los cinco precandidatos que sí estuvieron en el encuentro: ¿estarán de acuerdo Teto, Garfio, Serrano, Lilia y Graciela en que nomás ellos son precandidatos? Pies de plomo con la respuesta.
Marco Adán Quezada es exalcalde del municipio de Chihuahua; goza de buena cantidad de votos y seguidores. También en Cuauhtémoc ha logrado mantener bastante presencia. Parte del baecismo en toda la entidad permanece con él.
Víctor Valencia tiene presencia en todo el estado tras su paso por distintas áreas de primer nivel en el Gobierno estatal. Hoy goza también del apoyo de la principal logia masónica del país, la del Valle de México, a la que pertenece. También tiene equipo con el baecismo.
Marcelo González Tachiquín es secretario de Educación Pública, fue director general de Pensiones Civiles del Estado y fue también secretario particular del gobernador Duarte al inicio del sexenio. Tiene a su lado a los masones organizados de la entidad. Pertenece a la Logia Cosmos.
Quezada y Valencia buscarán hacer valer su derecho a participar, ya no ante el estado, porque tienen las puertas herméticamente cerradas ahí y frente a ellos un ejército de peleadores callejeros conteniéndolos, aunque mal organizados y peor sintonizados (la comunicación oficial es la peor en todo el sexenio, y eso es decir mucho), pero siguen apelando a la dirigencia nacional de su partido. Allá es donde medirán fuerzas en las semanas siguientes; mientras, seguirán con lumbres por toda el estado contra Palacio.
De Marcelo no sabemos aún las razones de por qué un día es convocado a reuniones de ese naturaleza y otro día es dejado fuera. En ese sentido, las decisiones dependen por completo de su jefe el gobernador. Pero mientras sean peras o sean manzanas él continúa haciendo su lucha.
La situación de estos precandidatos debe ser atendida de una u otra forma por Palacio, porque al no contemplarlos como precandidatos (salvo Marcelo), pero sí como enemigos, se ha creado entre el priismo un ambiente de guerra mediática en la que no se sabe aún quién está llevando la peor parte, pero a todos les está pegando duro: a la ofensiva y a la defensiva, a la defensiva y a la ofensiva. Las posiciones cambian entre unos y otros según las circunstancias.
La comida, entonces, puede significar una gran oportunidad de Palacio para avanzar en el control partidario, pero está lejos, muy lejos aún, de alinear a todos los grupos en un mismo objetivo, incluidos a tres de quienes asistieron al encuentro…
NOTA FINAL.– La colosal andanada de guerra sucia que durante los últimos días alcanzó a la primera dama del estado Berthita Duarte, y que siguió incluyendo al secretario de Salud Pedro Hernández, la tiene ubicada Palacio en supuestos laboratorios que tiene montados para el efecto justo el precandidato a gobernador Marco Adán Quezada, quien estaría detonando las informaciones a través de un portal digital y redes sociales, y de ahí tomadas por otros medios en efecto dominó. En esos laboratorios, aseguran en Palacio, se arman fotomontajes para cheques de Wells Fargo, algunas historias de supuesta de corrupción, etc.
En la guerra y en el amor, dicen los contras de Palacio, todo se vale.