Esos del PRIAN y Morena se dieron ayer un agarrón en la sesión del Congreso, en el que pusieron gravemente en riesgo su lengua, por los feroces mordiscos que se propinaron a la hora de atacar o defender, según el caso, el AMLO-Paquete de reformas constitucionales.
Los de guinda, como era de esperarse, las defendieron cual si fuera el último bastión en caer, mientras que los prianistas—sobre todo, los de blanco y azul—se atrincheraron en el salón legislativo donde tienen amplia mayoría.
Los morenos demandaron a los prianistas que, antes de ponerse a criticar o a atacar las iniciativas recién enviadas por el presidente de la República al Legislativo federal, las lean y las analicen, como para estar en condiciones de hacer un juicio.
Buen punto, porque hubo diputados que subieron ayer a tribuna a pronunciar discursos incendiarios respecto a un paquete que, dicho sea de paso, una vez que se manda imprimir, se compone de tremendos bloques de hojas de máquina que hasta a un escáner le llevaría su tiempo descifrar.
Ahí estuvo, no sin socarronería, el diputado juarense “Pichú” de la Rosa, quien legajos en mano les mostró a sus compañeros del bloque mayoritario que, seguramente, no las habían leído por completo y, sin embargo, ya estaban advirtiendo el incendio de Troya si el Legislativo Federal los llegara a aprobar.
¡Y vaya que se esforzó el veterano abogado, derecho humanista, político y grillo de corazón, en subir a la tribuna con tamaños legajos en mano, y todavía más, levantarlos de un jalón!
Los morenistas se lanzaron, cual kamikazes, a defender los proyectos legislativos del mero jefe de la 4T, pero muchos de ellos… ¡tampoco los han leído!
Al menos, el líder de la bancada morenista, Cuauhtémoc Estrada, se sinceró y dijo que no, que la verdad, aún no “terminaba” de leerlas.
“¿…ya las leyeron?, porque yo empecé ayer y aún no he terminado, pero a lo mejor yo leo lento y ellos muy rápido”, dijo el diputado juarense, al referirse al tremendo mamotreto enviado por AMLO, que más parece un juego de directorios telefónicos de aquellos que circulaban antes en la Ciudad de México.
Son 20 iniciativas, en total, que ninguno ha terminado de leer, menos aún, de analizar, pero ¡ah cómo echaron discurso este martes!
Lo único que queda claro, con esto, es que el texto de los proyectos legislativos es lo menos importante. Lo que ocupa, y de verdad, es echarle grilla al asunto, y punto. Lo único que quedó claro, después de oír el debate es que, al menos en Chihuahua, esa reforma no va a pasar.
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Nos comentan que el repentino interés de Enrique Serrano Escobar en contender por la Presidencia Municipal de Juárez tiene varios asideros, y uno de ellos va a dar con Cruz Pérez Cuéllar, nada más y nada menos.
Por un lado, nos cuentan las lenguas largas que el regidor ex “diputeto” Jorge Gutiérrez Casas lo “cilindreó” para que le entrara a la contienda electoral, con el cuento de que dejó una “buena imagen” (¿deveras, dónde?) tras su paso por el Ayuntamiento de Juárez, y de que no le encontraron nada chueco cuando Javier Corral le echaba el guante a medio mundo.
Luego, en los cuartos de guerra del PRIAN le dieron el “pase”, después de ver cómo algunas de las cartas fuertes (¿fuertes?) mejor se iban de diputados antes que exponerse a una sonora derrota contra el morenismo juarense.
¡Pero!… el verdadero detonador que llevó al excandidato a gobernador a levantarse de su mecedora fue un desencuentro que tuvo con quien hoy es su “ex amigo”: Cruz Pérez Cuéllar, dicen.
Fue un favor “de amigos” el que pidió el exalcalde, pero Crucito se lo negó. Hasta hoy, el mismo Serrano ha guardado absoluta discreción sobre ese “round”, pero ahora, -dicen- van las de él y no ve la hora de encontrárselo en campaña.
La otra que nos comentan es que algunas de las fuerzas vivas, o mejor dicho, de los “dueños del pueblo” le pidieron a Serrano se lanzara por la presidencia, porque, de plano, ya no confían en Cruz.
Ahí están las familias que históricamente han apoyado al PRI y que hasta le han entrado a las campañas con candidaturas y aportaciones. Por su parte, todos saben que, para estos menesteres, Cruz tiene un solo “papá”, a quien se debe y encomienda, por lo que no necesita de nadie más.
O sea que a Cruz le pasó lo que a su excompadre, Javier Corral: que los amigos de ayer son ahora sus más férreos contrincantes. Esos, dice la sabiduría popular, son los más feroces enemigos de los que puede hacerse un político.
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Al diputado local Cuauhtémoc Estrada, líder de la bancada de Morena, se le revolvieron las ideas cuando los reporteros de la fuente, allá en el Congreso del Estado, le preguntaron sobre el camionetón modelo 2024, blindado y toda la cosa, en la que se traslada el alcalde de Juárez, Cruz Pérez Cuéllar.
El pobre diputado, que ya no sabe de dónde sacar palabras para defender al alcalde morenista, se le hizo rollo la lengua cuando trató de justificar ese dato indefendible, a grado de aventarse uno de esos “No sé, quizás, puede ser, a lo mejor” con los que hacía reír a niñas y niños el cómico Gaspar Enaine “Capulina”.
Así, con todas las letras, el líder de los morenos en el Congreso local quiso sacar de apuros a su compañero de partido, pero solo logró enredarse: “Pues mire, no lo sé, yo considero que un presidente en una ciudad como Juárez, pues tiene que trasladarse y moverse en un vehículo ¿vedá? No sé si dos millones de pesos sea representativo para un presupuesto de 8 mil millones de pesos que maneja el municipio”.
O sea que, la cantidad es lo de menos ¿qué tanto son dos milloncillos “del águila” para un presidente morenista?
Y es que no es poca cosa salirle al paso a ese tema de la llamada “mamalona”, como ya le dicen a la lujosa GMC Yukon Denali 2024, que según el precio de agencia se puede adquirir a partir de los 2 millones 88 mil pesos.
Que conste que lo dijo el diputado que defiende eso de “primero los pobres”. ¿Qué tanto eran 2 millones para un presupuesto de 8 mil millones que recibe Juárez? Como quitarle un pelo a un gato.
Pues aquí se lo decimos señor legislador, sí, sí son representativos, excesivos, e innecesariamente malgastados, porque el alcalde juarense ya contaba con un medio de transporte, una Suburban blindada que ahí dejó arrumbada en la cochera de la Presidencia Municipal.
Si se habla de austeridad republicana, la Suburban que utilizaba el alcalde era más que suficiente.
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Un nuevo escándalo político se destapó el pasado lunes por la periodista independiente Meme Yamel, luego de que, en entrevistara con el empresario poblano Cuauhtémoc Romero Bedolla, este asegurara que fue víctima de falsas promesas y pérdidas millonarias tras apoyar la campaña de Javier González Mocken a la Presidencia Municipal de Juárez.
Durante la emisión de un programa que se transmite a través de las redes sociales, el denunciante aseguró que le “metió” 27 millones 838 mil pesos a la campaña en la que González Mocken contendió por la alcaldía juarense, postulado por el Partido Acción Nacional.
A esa cantidad habría que sumar la que—según dijo—le dio al actual titular del Ichife, Raúl García Ruiz, que fueron 160 mil pesos y un automóvil Elantra con valor de 500 mil pesos, además de 50 mil pesos al Comité Municipal del PAN y 566 mil pesos al hoy diputado Alfredo Chávez Madrid.
El total de dinero que, según el empresario, aportó a las campañas panistas en Chihuahua y Juárez sería de 33 millones de pesos.
El entrevistado mostró un documento dirigido a la gobernadora de Chihuahua, mismo que ya entregó a la Fiscalía Anticorrupción de Chihuahua, a cargo del “rapidísimo” Abelardo “Bayo” Valenzuela.
Esa denuncia data del 8 de junio de 2023 y, a la fecha, no se sabe de diligencia alguna para esclarecer los hechos.
El denunciante dijo que, cuando González Mocken asumió la Secretaría de Educación y Deporte, este le prometió a Romero Bedolla la adjudicación de contratos de dicha dependencia.
“La razón por la que me atrevo a solicitar su comprensión es debido a que a pesar de la derrota electoral, los personajes, particularmente el Licenciado Javier González Mocken nos prometió que, en compensación a nuestras empresas se les incluiría en contratos con la Secretaría de Educación y Deporte”, señala.
“Después de un año y medio que nos ha traído a vueltas y vueltas haciendo gastos en los procesos de participación que no hemos sido favorecidos, con la excusa de que son instrucciones de la Secretaría de Gabinete y finalmente, que ni siquiera nos reciben ni nos contestan los teléfonos, es por lo que nos atrevemos a ponerla a Usted en conocimiento de los hechos”, añade el documento.
Otra patada que hace mover el avispero y aún faltan cuatro meses para las elecciones.
Por lo demás ¡qué caradura de este tal Romero Bedolla! Eso de venir a pedir que le paguen los favores que le deben por dinero aportado a las campañas debería hacer que se le caiga la cara de la vergüenza, pero por lo visto, es lo que menos tiene.
Más parece un Marko Cortés, región Chihuahua—por aquel dirigente panista que ahora reclama que no le dieron notarias, direcciones, secretaría y otros “husos” allá en Coahuila— que una denuncia post electoral.
La suma que dice haber aportado bien podría representar un indicio de un delito electoral cometido tanto por los candidatos y el partido que los recibieron, pero también, para él, que los aportó.
Para darnos una idea del tamaño de la confesión de parte de este pájaro de cuenta electoral, el INE estableció un límite de 2 millones 148 mil 166.62 pesos por persona.
Esto es que, si realmente entregó 33 millones, superó en 15 veces el tope establecido por la autoridad electoral.
Por lo visto, lo que hizo el tal Romero Bedolla no solo fue una denuncia, sino una confesión de parte, de esas que marcan relevo de prueba.