Hay mucho cinismo en las declaraciones del alcalde Cruz Pérez Cuéllar, quien asegura que ninguna de las denuncias (siete en total) que se han interpuesto en su contra en la Fiscalía Anticorrupción, le preocupan.
Algo le ha de saber al fiscal Abelardo Valenzuela, ya que considera que no procederá en su contra, con todo y que El Bayo ha dicho que las siete denuncias derivaron en carpetas de investigación susceptibles de judicializarse, si en su momento se tienen los suficientes elementos de prueba, periciales, testimoniales, materiales y documentales.
Desestimar los señalamientos ha sido la tónica del alcalde cada que se presenta o se publica una denuncia por presuntos hechos de corrupción. Además, se sigue burlando de las acusaciones. Ayer, en su conferencia semanal, no fue la excepción, cuando hizo varias bromas bastante forzadas respecto al tipo de señalamientos, ya que “nomás falta que digan que estos zapatos me los traje de Italia y me costaron un millón de dólares”.
Sin embargo, no se quedó nada más en la postura de la desvergüenza tipo Salinas de Gortari, cuando el entonces presidente de México acuñó aquella infame frase de “ni los veo, ni los oigo” en torno a los señalamientos y abucheos que lanzó la oposición al final de su sexto informe.
Cruz Pérez Cuéllar dio dos pasos más ayer. Primero se victimizó porque asegura que se le acusa de todo, según él sin pruebas, y luego terminó con un amago para señalar que analiza recurrir a las denuncias por daño moral, tanto en contra de quienes han firmado las denuncias y hecho públicos los señalamientos, como quienes han dado la cobertura periodística, como Norte Digital.
Ahora sí que nada más eso le faltaba, mostrar un talante autoritario y represor de las más sensibles libertades públicas y derechos fundamentales, como lo son la libertad de expresión y la libertad de prensa.
¿A poco de eso se tratará el segundo piso de la Cuarta Transformación región Juaritos? ¿Acaso pretende el alcalde por Morena mantenerse en el poder a toda costa, aunque ello implique acallar, como sea, las voces críticas de su gestión?
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Lo que nos faltaba: con todo el grueso expediente de denuncias en su contra, el alcalde Cruz Pérez Cuéllar es el ofendido. Ahora resulta que está pensando en presentar una demanda “por daño moral” causada a su persona, según él, por los trabajos tanto de investigación como artículos de opinión que ha publicado Norte Digital.
Para que quede claro: todas las investigaciones publicadas por este medio han tenido y tienen sustento en fuentes fidedignas, confiables y verificables.
En el caso del Mochilagate, Norte pudo documentar, con el debido rigor periodístico que el alcalde pretende descalificar, que, por corrupción o ineptitud, se pagó un sobreprecio de casi 50 millones de pesos en la compra de 250 mil kits escolares, que incluyeron mochila y otros útiles escolares.
Menos aún es argüende el caso de la lujosa residencia del Campestre a donde se mudó recientemente el alcalde. Negar todos esos hechos a pesar de los documentos, las propias declaraciones del edil, los testimonios y las denuncias que ya están presentadas en su contra, raya en la desfachatez, como el hecho de ponerse a chacotear haciendo referencia a los señalamientos que se le imputan.
Que el alcalde solo tenga en cuenta que no es un medio de comunicación, sino la Fiscalía Anticorrupción del Estado la que, se presume, está integrando los expedientes en torno a esos y otros asuntos relacionados con su administración.
Habrá que organizarnos para presentar una demanda por el daño “inmoral” que el alcalde pretende infringir a las libertades fundamentales y al derecho de la ciudadanía a la información.
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Lo que les contamos ayer acerca de los “aranceles” que se cobran en el Cereso femenil de Juárez para permitir la entrada de artículos, ropa y alimentos, es apenas la punta de un grueso y profundo iceberg de corrupción que campea en ese centro penitenciario.
Si pensábamos que, por el hecho de estar interno en un penal ya no se tiene derecho ni posibilidad de contar con un aparato de telefonía celular, entonces nos equivocamos grandemente, al menos en el penal femenil de Juárez.
Desde las profundidades del Cereso 2 femenil nos informan que ¡por supuesto que hay celulares! Pero su uso está reservado para internas “VIP” que pagan una cuota por usarlo.
Nos cuentan que, para tener el aparato y usar la línea es una cuota, pero para bajar documentos, mensajes o información, es otra, más la autorización que deben recibir de sus custodias.
Según nuestras mironianas fuentes, el uso del celular está a la orden del día en ese penal, aunque todo se mantiene bajo supervisión, especialmente, cuando se trata de uso de redes sociales, envío de mensajes o descargas de información.
Ahora que, si la Persona Privada de la Libertad (PPL) no tiene un teléfono, pero necesita usar uno, se le facilita, pero mediante el pago de una “módica” renta.
O sea que, en ese Cereso, no les basta con hacer más millonarias a las telefónicas, sino además, le engordan la bolsa a otras personas.
Y eso es apenas otro trozo del iceberg que asoma desde las celdas de la cárcel de mujeres de Juárez. Ya nos ocuparemos de otros casos a cuál más de tremebundos.
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Al interior del frente opositor de Juárez se vivían horas de angustia y suspenso por la designación del candidato a la presidencia municipal de nuestra querida frontera.
Como es bien sabido, se habían inscrito cuatro aspirantes, pero a la gran final llegaron nada más dos: Enrique Serrano y Rogelio Loya, priista el primero, panista el segundo.
Lo que nos cuentan es que una parte de las fuerzas vivas de Juárez, léase, los dueños del pueblo, se estaban jugando el resto para sacar a como dé lugar la candidatura de Serrano Escobar, a pesar de los reclamos del panismo añejo, que pide que la bandera sea de color blanco y azul.
Serrano llegó a la contienda después de casi ocho años de no aparecer en público, al menos como figura política que buscara algún cargo de elección popular.
Como es bien sabido, la última vez que apareció su nombre en una boleta fue para quedar en un lejano segundo lugar en la elección de gobernador del 2016.
Por el lado del panismo, hasta ayer en la tarde continuaban empujando fuerte a su “muchacho”, Rogelio Loya, quien ya antes ha ganado elecciones en Juárez con el signo del PAN, en la época cuando el enemigo acérrimo era el PRI.
De última hora, los de blanco y azul arremetían con todo, con el argumento de que una eventual candidatura de Serrano sería interpretada como una derrota para el grupo gobernante, pues Loya es el recaudador de Rentas en Juárez, cargo que, durante años, equivalió a una “embajada” del Gobierno del Estado.
Las horas pasan y los partidos que se aglutinan en “Fuerza y Corazón por México” le siguen acelerando el corazón a sus militantes.
No tarda ya en salir humo blanco para saber si es Serrano o Loya. Lo que faltará después es ver cuál será la reacción del priismo o del panismo de base si su gallo no queda para pelear en el ruedo contra los morenos.