El paso redoblado hacia el 2016 de hace un mes dejó la cadencia marcial, conservadora, para convertirse en abierta zancada durante la última semana; no tardará en transformarse en trote los siguientes días. Entre la elección de junio próximo y el último informe del gobernador Duarte por allá entre septiembre y octubre, quedarán esparcidos pedazos de pulmón de los contendientes en una carrera ya incontenible y agobiante.
El gobernador sigue llevando la pauta. En menos de cinco días presidió tres eventos de fuerte contenido político–electoral que no dejan lugar a dudas sobre los objetivos sucesorios. Huele a sudor campañero. Los resoplidos se oyen cerca.
El martes festejó Duarte su cumpleaños en la Casa de Gobierno. Asistieron con singular entusiasmo el coordinador parlamentario y subcoordinadora del PAN en el Congreso del Estado, César Jáuregui y Maru Campus. También estuvieron la senadora Graciela Ortiz; el exalcalde de Juárez, Héctor Murguía; el alcalde de Juárez, Enrique Serrano… precandidata y precandidatos a gobernador respectivamente, así como todos los famosos caballos negros hacia el 2016.
Salvo Jáuregui y Maru, al día siguiente se repitieron las mismas presencias en la gira que hizo a la ciudad de Chihuahua el presidente de la República, Enrique Peña Nieto. Las mismitas; con el añadido que dejó a todo mundo con la especulación a flor de lengua: las muchas horas de encuentros privados con el gobernador.
Tuvieron apenas 24 horas para reponerse del ajetro del inicio de semana, porque el viernes los mismos chihuahuenses se encontraron nuevamente con el presidente Peña en Los Pinos. Hasta allá se trasladaron Graciela, Serrano, Teto y la caballada negra: González Nicolás, Marcelo, José Miguel Salcido y hasta el propio Garfio, que ha perdido la categoría de delfín por el sin igual desparpajo con el que ha desplegado este debut suyo en la política.
Tampoco fue separado de ningún evento el exfiscal Carlos Manuel Salas, cuyo consejo fundamentado, certero y racional siguen siendo bastante apreciado por Palacio de Gobierno, más allá de su conocida y pública afinidad con el dirigente nacional del PRI, César Camacho, y con la precandidata Graciela Ortiz.
Los aromas de la cocina 2016 se hicieron más intensos y definidos también con las ausencias en esos encuentros: en ninguno de ellos estuvo el otro precandidato, Marco Adán Quezada, que continúa su carrera a pesar y en contra de Palacio. En los eventos de Chihuahua tampoco apareció otra precandidata, la senadora Lilia Merodio, que avanza en las mismas condiciones que Marco en relación al gobernador, aunque con una mayor influencia, bien trabajada, en la Ciudad de México. Los antecedentes, trayectorias y fuerzas de ambos ya las hemos detallado aquí en entregas dominicales anteriores.
Ha quedado claro en estos días que el gobernador impulsa con fuerza a Serrano, Teto y Graciela, y que sigue ejercitando el sentido del humor político característico de su sexenio con los caballos negros.
También es obvio que hará lo imposible por seguir obstaculizando con toda su fuerza el avance de Quezada y de Merodio, aunque a esta la siga escuchando y siga manteniendo con ella la comunicación que la prudencia aconseja por su demostrada influencia en el Senado de la República, que tiene una duración garantizada al menos hasta el 2018, dos años después de que se haya ido Duarte.
El gobernador ha intensificado sus movimientos porque es obvio que desea seguir teniendo mano para la sucesión en Palacio, pero eso no lo conseguiría si fuera débil en el centro de la República, si fuera débil con el gran elector nacional del PRI, el presidente Peña.
Con lectura superficial, a ojo de pájaro, con los elementos públicos a la mano, es posible concluir que Duarte está en el climax de su buena relación con el primer priista del país. Sería absurdo decir lo contrario ante lo observado durante la última semana en la ciudad de Chihuahua y en Los Pinos.
Las pruebas de esa buena relación son públicas; falta por ver hasta dónde recibe el gobernador la confianza de la decision futura. Mirone cree que aún no la tiene y por ello el ritmo del paso redoblado a la zancada. Ni él ni quienes aspiran a mayores estadios de poder le pueden aflojar.
Deben mantener presente el error del joven atleta de la Oregon University, Tanguy Pepiot, que se confió unos metros antes de alcanzar la meta y perdió la competencia. El video es la delicia de críticos y opinadores en estos días. Este escribidor lo recomienda: el muchacho pidió aplausos del público por la ventaja que llevaba, pero fue alcanzado y derrotado en los últimos instantes de la carrera. La lección es para la historia.
Candidatos y campañas, más pena que gloria
Con más pena que gloria trascurrieron ya las dos primeras semanas de la contienda política para elegir diputados federales en los nueve distritos de Chihuahua; hasta ahora lo único destacado es la ausencia de propuestas precisas, enmarcadas realistamente dentro del quehacer legislativo.
La nota más sobresaliente la han dado los cuestionamientos entre los contendientes, y ninguno de los prospectos a diputados ha reparado en que esta elección pudiera ser el inicio de una segunda y tercera vueltas en busca del voto ciudadano, ahora que tienen la posibilidad de reelegirse hasta por tres periodos consecutivos.
Los mayormente preocupados son los padrinos políticos –de quienes los tienen–, que abandonaron sus oficinas de gobierno para concentrarse en garantizar la victoria de sus candidatos con el puñado de votos que se espera caigan en las urnas en junio.
De no ser por las carteleras espectaculares mostrando los rostros sonrientes y “photoshopeados” de los candidatos, las campañas podrían pasar desapercibidas para la mayoría de los electores, que prefirieron ignorar los bloques de spots políticos en los saturados medios electrónicos.
En Ciudad Juárez, donde se elegirá a cuatro representantes a la Cámara de Diputados, el primer cuarto del proceso eleccionario nomás no dio color. Las propuestas de los abanderados han sido intrascendentes, sin distingos de siglas partidistas.
Apenas unos destellos del priista Fernando Uriarte, candidato del PRI en el primer distrito, que sabe hacer bien su trabajo; y la panista Xóchitl Contreras, en el tercero, que se supone la tienen más sencilla en la demarcación electoral que pretenden representar.
En los distritos dos y cuatro es la misma. A la priista Georgina Zapata de plano no le queda eso del sector obrero, porque se le nota a leguas la burguesía cetemista, mientras que del PAN no se conoce ahí ni el nombre del abanderado. Del cuarto distrito nomás falta que le avienten agua hirviendo a la priista Adriana Terrazas. porque no la quieren; mientras que el panista Raúl García ocasionó un efecto contrario –negativo– con su video El Rulo, que se presta a chiste y carcajeante albur.
La fama de las candidaturas independientes ha quedado literalmente enlodada con el video viral del candidato por el tercer distrito, Sergio Rivera Figueroa, que ahogado de borracho quiso dar pelea a un mecánico. El Lady Gaga de la política ya no reapareció.
Un poco más de acción se ve en los dos distritos de la capital del estado, principalmente en el VI distrito electoral, disputado por la priista Liz Aguilar y el panista Juan Blanco, donde antes que el arranque formal de la etapa proselitista, se abrió a las campañas negativas.
Por las mismas andan en los distrios V de Delicias, VII de Cuauhtémoc y IX de Parral, principalmente en este último, donde el PRI y el PAN tienen suficiente material para enfrascarse en una guerra de acusaciones, las más fuertes enderezadas hacia los abanderados del tricolor, Alex LeBarón y Carlos Hermosillo.
¿¿¿Van al Congreso o alcaldías???
En esta primera fase proselitista, los candidatos sueltan promesas sin ton ni son: hablan de bajar recursos para atender las necesidades de las madres trabajadoras, de incrementar las becas, las fuentes de empleo, el crecimiento económico, etc., como si su labor legislativa fuese la de tomar acciones directas en la solución de la problemática social y económica, cuando eso está lejos de su función sustantiva en la Cámara de Diputados.
Nada trascendente en el contenido del mensaje que comunican a la ciudadanía. El esfuerzo principal de abanderados y partidos se enfoca a los preparativos para movilizar la estructura territorial o el voto duro en la jornada electoral del 7 de junio. Al PRI le conviene la abstención.
De aquí a esa fecha, en las seis semanas que faltan, subirán la intensidad y el tono de las campañas negativas, que gracias a las reformas electorales de los último 10 años han ido cobrando carta de naturalización en el país.
Desde el proceso presidencial del año 2000 a la fecha, las campañas negativas, mejor conocidas como “guerra sucia”, han ido en aumento, al grado de invisibilizar las propuestas de los candidatos y las plataformas políticas de los partidos.
Si bien las campañas electorales se definen como el conjunto de actividades y actos desarrolladas en las democracias, técnicamente preparados para inducir o presionar a la opinión pública hacia la votación de un candidato o de un partido determinado, el aspecto propagandístico es lo que pone el acento en el tipo de campaña, propositiva o negativa que se tiende a desarrollar.
Por consiguiente, la propaganda político–electoral es todo aquello que se difunde a través de escritos, publicaciones, imágenes, grabaciones, proyecciones y expresiones, con el propósito de buscar el apoyo de los electores hacia un cadidato o partido determinado.
Y es en el tipo de propaganda que se hace donde se presenta la diferencia entre campañas de propuesta o campañas negativas, tendientes a resaltar el lado débil –en el mejor de los casos– del adversario político o los aspectos cuestionables de su trayectoria política, profesional o personal.
Pero están además las campañas sucias, diseñadas a base de hechos falsos, que magnifican y deforman los datos sobre un adversario político para engañar al electorado.
La diferencia entre campañas negativas y campañas sucias, es lo que en estas dos primeras semanas del actual proceso eleccionario ocupó el tiempo del árbitro electoral.
La Comisión de Quejas del Instituto Nacional Electoral ya ha resuelto tres quejas sobre las campañas de Chihuahua, y una buen número en las entidades que tienen elecciones de gobernador, además de las relacionadas con los señalamientos hacia la figura del presidente de la República.
La reforma electoral federal del 2014 eliminó de la ley la prohibición expresa de hacer campañas negativas o denigrantes, pero conservó la proscripción de las expresiones de calumnia a las personas.
Ahí se han enganchado las principales controversias legales entre los partidos políticos; se ha visto con mayor claridad en el caso de Chihuahua, con el spot de radio y televisión pautado por el Partido Acción Nacional (PAN), con señalamientos de supuestos actos de corrupción de autoridades estatales.
En primera instancia, un recurso interpuesto por el PRI ante la Comisión de Quejas del Consejo General del INE logró desactivar la propaganda negativa del PAN y bajar del aire los anuncios de radio y televisión del blanquiazul.
Sin embargo, la sala regional especializada del Tribunal Federal Electoral consideró que el contenido del spot podía ser transmitido, eliminado el punto en el que el PAN aludía a la propuesta del sistema nacional anticorrupción, incurriendo en actos anticipados de campaña en una etapa que no correspondía.
Salvado ese punto, el contenido del mensaje propagandístico se encuentra apegado a los principios de libertad de expresión, consideró el Trife.
Sin embargo, el fallo fue nuevamente recurrido por el Poder Ejecutivo de Chihuahua, concretamente el gobernador César Duarte.
Por las mismas anda la cosa en el caso del presidente Enrique Peña Nieto con otro spot del PAN, donde este critica el viaje que hizo el mandatario federal a Inglaterra, acompañado por su familia y una amplia comitiva de invitados especiales.
En un primer round legal, el PRI logró que la Comisión de Quejas del IFE bajara el anuncio de los medios electrónicos, junto con otro, en donde el PAN critica la afición de César Camacho, el dirigente nacional del partido tricolor, por los relojes finos de precios exorbitanes.
Acción Nacional aún puede recurrir a una sala especializada del Trife para combatir legalmente el acuerdo del INE, y a su vez el PRI irá a una instancia legal superior. En eso transcurrirá el mes y medio que falta para el 7 de junio.
En tanto llega el día, los dimes y diretes irán in crescendo, como también se ha visto con la respuesta que el sistema PRI le dio al PAN por medios informales, como el incendio en las redes sociales con las imágenes de las viajes alrededor del mundo realizados por las hijas de Gustavo Madero, el presidente del CEN panista.
Esa controversia hizo que en las primeras dos semanas de campañas lo menos importante fueran las propuestas de los candidatos, que además tampoco tienen interés en abordar el árido e intangible papel que representa para los electores la función desempeñada por un legislador federal.
Ningún diputado ha informado a los electores de su distrito sobre el contenido de alguna de las iniciativas que se votarán en la Cámara de Diputados, menos aún ha realizado auscultación alguna sobre el sentido que debiera imprimirle a su voto personal.
Los diputados federales, al igual que los locales, votan por la línea partidista, no por el interés de los ciudadanos que representan, esa es la característica principal del tipo de democracia representativa del sistema político mexicano.
Por eso, tampoco los candidatos que ahora están en busca del voto ciudadano en los nueve distritos electorales federales de Chihuahua se han tomado siquiera la molestia de mencionar que ellos pueden regresar en tres años a buscar de nuevo el voto.
También es la razón de que las propuestas de campaña que están haciendo resulten tan generales y superficiales, porque no quieren nada que los ate a un compromiso para con sus representados, en caso de resultar electos en esta ocasión, por si se ofrece regresar en tres años.
Entonces menos se van a ocupar los candidatos de delinear mecanismos o construir un esquema de rendición de cuentas sobre su actuación legislativa, que en determinado momento permitiera buscar un equilibrio entre los intereses partidistas y los del conglomerado de ciudadanos que representa.
Sucedió eso en el caso de Juárez, cuando en el 2013 los cuatro diputados federales votaron las reformas estructurales, y más concretamente el de los legisladores del PRI, que le dieron el “sí” a la homologación del IVA en la frontera.