Cuando las cosas estaban mal se han puesto peor. Al criterio técnico–científico de los médicos se impuso el criterio personal y los resultados han sido, si no funestos, sí bastante perjudiciales en muchos sentidos.
Desconoce Mirone si el gobernador César Duarte es de los que habrá reflexionado y se habrá arrepentido de ordenar que volara su helicóptero en horario de gran riesgo con las consecuencias conocidas o es de aquellos que analizan interiormente y concluyen que si estuviera en la misma situación volvería a girar la misma instrucción.
La otra: desconoce este escribidor si Duarte Jáquez hoy lamentará haber desoído la instrucción médica de guardar reposo absoluto durante tres o más semanas o de nuevo concluirá que si regresa el tiempo volvería sobre sus pasos y acudiría a recibir a La Gaviota, primera dama de la nación, se aprestaría a entregar personalmente su quinto informe al Congreso del Estado y a dar “un mensaje” en el chihuahuita poliforum el 3 de octubre.
Los médicos que han participado en las intervenciones quirúrgicas realizadas a la columna vertebral del gobernador han sido enfáticamente transparentes en sus informes públicos, e inclusive lo ha sido el secretario de Salud, Pedro Hernández:
Apenas Duarte se accidentó, ellos informaron que el mandatario debía ser sometido a una cirugía, pero el gobernador aguantó “hasta que ya no soportaba el dolor”. Y después de que fue sometido a la operación obligaba “reposo total durante tres semanas”, pero días después reinició actividades como si jamás le hubiera ocurrido nada. Recayó. Hoy los galenos y Hernández han repetido lo dicho desde el principio: reposo total. En resumen, por decir lo menos, el gobernador ha querido imponer su propio juicio sobre su cuerpo y ahí están las consecuencias, no solo en su salud, sino en las políticas…
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Mirone está por completo seguro de que es atroz la angustia del ballezano al quedar físicamente inmovilizado en momentos cruciales para su Administración, en medio de agobiantes temas que requieren de seguimiento personal in situ, en campo, y en medio de un ambiente ennegrecido por los humos densos generados por las fábricas de candidatos al 2016. Eso lo explica todo.
Los grandes estrategas pedirían su pan de contar con un mes o dos meses de completo retiro y silencio para colocar sus mapas y sus chinches en grandes mesas de dibujantes, definir movimientos y ordenar desde ahí las acciones y jugadas hacia los objetivos planteados.
Duarte es estratega, pero no de escritorio, mucho menos de cama; lo trastorna la guardia de punto. La mayor eficacia en la búsqueda de sus objetivos la consigue andando de la ceca a la meca, de población en población, en conciliábulos de uno, dos, máximo tres. Opera en distintas ciudades del país, centralmente en el DF. Desfila él hacia fuera de la Casa de Gobierno, no sus interlocutores hacia dentro de la Casa de Gobierno, salvo algunos cuantos allegados personales, servidumbre y funcionarios a su mando.
Necesitaba los foros de su Quinto Informe de Gobierno como agua necesita el cuerpo. Era el último evento de esa naturaleza por completo en sus manos y a su discreción: para sus mensajes hacia los miembros de su Gabinete, hacia la sociedad, hacia sus contrincantes internos, hacia sus aliados, hacia sus opositores externos… para desglosar a placer, una por una, todas las acciones gubernamentales consideradas de mayor lustre para su imagen y su régimen. Más: para enviar el recado al indolente centro de que su trabajo merece que le aparten silla en Los Pinos, en Palacio Nacional…
No es lo mismo ceder una entrevista exclusiva a un solo medio informativo que, desde el atril de un quinto informe, dirigirse hacia 4 o 5 mil personas que recibirían en directo los datos técnicos y los datos políticos; tener a todas las estaciones de radio “enlazadas”, a los canales de televisión, a las decenas de medios digitales, a los periódicos impresos tan vivos como cuando nació el primero de ellos.
Esa oportunidad ha quedado literalmente atrás. Podrá hacerlo utilizando alguna estrategia suplementaria de comunicación, pero ya hemos dicho que sus estrategas han apostado –por extraño y absurdo que parezca– a donde hay más mala imagen: las redes sociales, que en el futuro podrán tener una relevancia quizá definitiva, pero no en estos momentos, cuando los medios convencionales son precisamente el punto de partida para las redes; sin los primeros las segundas quedarían por completo limitadas. La última encuesta de Mitofsky aplicada en el estado no miente.
En materia de obra, el gobernador tenía casi lista la inauguración de la celebérrima Ciudad Judicial en la capital del estado, presumida como la instalación más moderna de su tipo en Latinoamérica (2 mil millones invertidos no era para menos). Habría presencia de funcionarios judiciales del más alto nivel en el país, de países de Sudamérica y los vecinos de acá del norte que han cobrado muy caro los milloncitos metidos al Plan Mérida, etc.
Hace apenas unos días Duarte se perdió la inauguración del también chihuahuita parque El Encino, construido bajo la batuta del delfín Javier Garfio, que si bien no es la obra del siglo, ni mucho menos, sí estaba preparado el arranque con todos los honores y fanfarrias para el mandatario estatal.
Después de su informe, el gobernador tomaría rumbo hacia varios de los principales municipios del estado donde presidiría los informes de los respectivos alcaldes: Delicias, Cuauhtémoc, Camargo, Jiménez, Parral, alguno o dos de la sierra… y Juárez, el municipio donde tiene depositada toda su apuesta, donde tiene el mayor tiempo y mayor recurso invertido, donde se ha jugado contactos y entregado toda su confianza para que Enrique Serrano lo suceda en la Casa de Gobierno y en Palacio de Gobierno. Si no es Enrique el candidato, de nada habrán valido los afanes y los desvelos, el retiro no tendrá más sabor que el amargo. ¡Al carajo el placer en la mecedora! ¡Los pura sangre que se que se vayan a trotar donde los ojos no los vean!
Toda esa oportunidad de los reflectores mediáticos es la que está perdiendo el gobernador en momentos en que andan las encuestas a toda velocidad; las encuestas de Liébano Sáenz, de Mitofsky, las de Parametría, las ordenadas por Gobernación federal, las pedidas por el nuevo PRI de Manlio Fabio, las pagadas por el Partido Acción Nacional… las solicitadas por Graciela, por Lilia, por Enrique, por Teto, Marcelo…
Esos sondeos –los ordenados por Gobierno– que empiezan a soltar trozos quemantes de duda sobre su cuchareo, puesto que colocan arriba a Gustavo Madero en las preferencias de los ciudadanos chihuahuenses cuando el ahora diputado federal no se ha parado en la entidad desde hace añales. Esos resultados que ponen muy abajo al PAN respecto al PRI (31 a 17), pero en las alianzas lo supera y hasta lo rebasa (sí, ¡cómo no!).
Desde luego que el gobernador buscará recuperar algo del terreno perdido, pero ni lejos lo que se ha ido con el informe. Acaso sea retrasada lo más posible la inauguración de la Ciudad Judicial y de algunas otras obras en diversos municipios, pero nada que devuelva la oportunidad presente.
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En este escenario de “ausencia” del gobernador es que se ha presentado “el golpe de las Dunas” contra el delfín principal, que innegablemente le suma distancia al proyecto de la candidatura a gobernador. Hubo buen trabajo en el control de daños, pero hubo perjuicio; no hubo suma, sino resta. Los hechos de Samalayuca llegaron en mal momento porque Serrano no ha mantenido gran solidez en las encuestas, por lo menos en dos a las que ha dado seguimiento este escribidor, las de Liébano y las de Roy que, para mayor seña, una de ellas tiene fecha de conclusión el 22 de septiembre; o sea, hace nada.
Desde “la cama de la casa de todos los chihuahuenses” –acertadamente así le llama a la Casa de Gobierno en su célebre selfie–video–, el gobernador está observando cómo avanzan los precandidatos “contras” sin tener más posibilidad de reacción que los telefonazos y las videopláticas; y eso con toda la desconfianza del mundo, porque el mandatario sabe que sus líneas tienen más pájaros que chanates cagones los árboles de la plácida Ciudad Deportiva chihuahuita.
En tres semanas se irá octubre, pero no quiere decir que después de ese tiempo el gobernador pueda recuperar plenamente su capacidad de movilización, menos tras la segunda operación. Mirone no es brujo ni ave de mal agüero, pero sí tiene contacto de primer orden con los médicos que lo atienden y ellos hablan de un par de meses como los necesarios de retiro, curaciones y terapias para “creer” en que la salud del mandatario volverá a sus niveles normales.
Estamos hablando, entonces, de que su regreso físico a la línea de ataque en el estado, en el centro y donde sea necesario, sería hasta finales de noviembre, principios de diciembre, cuando estaría por resolverse justo el 2016. No se quedará con las manos amarradas durante ese tiempo, de eso podemos estar seguros. ¿Qué hará? Ya dijimos que las opciones son pocas, pero algo saldrá de su ingenio.
Pagar con dinero público adulterio con el PT
El otorgamiento del registro como partido estatal al ahora llamado Partido del Trabajo de Chihuahua, tiene muchas implicaciones, no solo de índole política, sino también en lo económico y en lo legal.
Dicen que una de las causas por las que se apuró sacar dicho registro por parte del Instituto Estatal Electoral, es porque el PT, o mejor dicho la familia Aguilar, se quedó en una especie de estado de indefensión; es decir, sin recursos económicos.
La cosa es sencilla de entender, pero no de resolver. Al iniciar su proceso de liquidación como partido nacional, el Instituto Nacional Electoral le congeló al PT todas las cuentas bancarias y demás activos. A nivel estatal el INE le ordenó al órgano local electoral que la ministración que se le entrega mensualmente se depositara en una cuenta especial.
Hablamos de por lo menos 6 millones de pesos que el PT debía recibir en ministraciones mensuales a partir de julio y hasta diciembre del presente año. Cantidad nada despreciable.
Con este registro el PTCH (Partido del Trabajo de Chihuahua) asegura que le liberen los recursos que le tiene congelados el INE, lo que entre paréntesis va en contra de una resolución de la Suprema Corte que había dicho que el INE no podía intervenir en el caso de los recursos públicos estatales.
El problema para el IEE, según los que le saben a lo jurídico–electoral, es que si entrega recursos y procede una eventual impugnación en contra del registro y se lo retiran, no hay forma de que el PT garantice que reintegrará esos recursos.
Por otra parte, en lo político el Instituto Estatal enfrentó la crítica fuerte por parte de los partidos Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y Acción Nacional.
Incluso, en los casi nueve años que tiene Fernando Herrera al frente del IEE, ninguno de sus consejeros se había manifestado en contra de alguna resolución. La noche del jueves, el consejero Ernesto Alejandro de la Rocha Montiel, cuya marca es panista, se rebeló y votó en contra de otorgarle el registro al PT.
Morena, por su parte, ya que su dirigente Víctor Quintana estuvo presente en todo momento, asesorando a su representante Oscar Castrejón, registró el dato de cómo se dio la aprobación de la resolución del IEE.
Ambos, tanto el PAN como Morena, anunciaron que llevarán el asunto a los tribunales electorales.
Precisamente en el aspecto legal, lo que dijeron los partidos inconformes la noche que quedó registrada como “la vuelta de la sonrisa a los Aguilar”, es que el PT no reunía los dos requisitos establecidos en el Artículo 95, fracción Quinta de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales. A saber: haber obtenido el 3 por ciento de los votos en la elección inmediata anterior en el Estado y haber postulado candidatos en la mitad de los distritos y municipios.
En la resolución, el IEE estableció que el PT había obtenido el 9 por ciento de la votación estatal válida emitida en la elección del 2013 y que había postulado en 52 municipios y 14 distritos; es decir, cumplía con amplios requisitos del artículo 95.
Pero según el PAN, el PT solo había postulado en 17 municipios y obtuvo apenas el 2.8 por ciento de la votación.
Para Morena, el PT –además de reiterar incansablemente que era un partido familiar, concretamente de los Aguilar–, no cumple los requisitos del 95.
La clave está quizá en lo que reveló la representante del PRI, Rosa Engracia Quezada, en lo que definió como “la verdad jurídica”: que el PT postuló candidatos como lo señalaba la resolución en 52 municipios por la vía de la candidatura común y un candidato común, que era común para todos, o mejor dicho, era de todos, porque no se podía no postular y sí recibir votos.
Pero esto ya lo definirán los tribunales en caso de que tanto Morena como el PAN recurran a esas instancias y lo fundamenten, por si se trata de una impugnación más como las muchas que han hecho o como pasó con la Reforma Electoral, que de tan endebles argumentos, las cortes ni siquiera se toman la molestia de estudiar el fondo de las cosas.
Por lo pronto, la familia Aguilar festejó en las propias instalaciones del IEE al término de la sesión y hasta se tomó la foto en la propia sala de sesiones rodeando al patriarca de la familia, Rubén Aguilar, quien no perdió detalle de la sesión y las críticas agrias que les lanzó Castrejón, eso sí, sin dejar de saborear sus papitas y refresco con las que llegó al recinto electoral.