En un ambiente más denso que los inviernos londinenses no hubo salida más inteligente que la tomada, aunque ello exhiba la debilidad de fin de sexenio que a toda costa se ha buscado evitar. Lo ha dicho y lo ha repetido Mirone: el enemigo sigue en casa.
Expresado en términos periodísticos clásicos, la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACH) era un polvorín a punto de estallar en la cara del propio priismo. Los grupos adentro de la máxima casa de estudios son los mismos que afuera se disputan regidurías, sindicaturas, diputaciones, alcaldías, y si nos apuran, la misma gubernatura.
La elección de nuevo rector y de directores en todas las escuelas y facultades debía arrancar mañana precisamente. Este lunes la de directores y el 3 de mayo la de rector, ni siquiera un mes antes de la elección constitucional fechada para el primer domingo de junio. 30 mil alumnos, 3 mil 800 profes y mil 900 trabajadores “administrativos” metidos en la guerra civil; menos que representativo el propanismo, insignificante la izquierda.
Cada uno de los consejeros universitarios recibió el jueves ya entrada la tarde noche la convocatoria para sesionar el viernes a las 2 de la tarde. Único punto en la orden del día: modificar las fechas eleccionarias. Las enviaron hasta agosto, sin día específico.
Casi horas antes había sido abortada una torpe estrategia de líderes universitarios dirigidos por dos extraños aliados: de la masonería, James Barousse, y de la ultraderecha Yunque, Juan Pablo Zaldívar. Su operador: el coordinador de las sociedades de alumnos, Carlos Franco.
Tenían camiones listos y reservaciones de hotel preparadas en Puerto Vallarta para agasajar a los consejeros universitarios durante más de media semana. Al trascender la información tronó el escándalo y llegó la suspensión del viaje.
Fue por demás tonta la acción, los consejeros están controlados en su mayor parte por los directores de las facultades y los directores normalmente tocan al son que les tocan desde Palacio de Gobierno. A quienes convenía revelaron datos del viaje porque muchos de ellos están más que anotados para suceder en la silla al maestro en ciencias Enrique Seáñez, y han estado más que puestos para meter el pie, empujar o deshonrar los nombres de sus competidores. El boicot del viaje es un caso.
Todos ellos también representan y/o encabezan grandes intereses afuera, esencialmente en las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Sus grupos pelean pedazos chicos o grandes de poder en todo el territorio estatal, particularmente en Juárez y la capital del estado.
El impacto de la trifulca entre esos grupos fue el que preocupó a Palacio, cuyos operadores reales llegaron a la conclusión de modificar las fechas de elección para no exponer a una mayor división sobre todo la candidatura a gobernador abanderada por Enrique Serrano.
Igual que en Ciudad Juárez con el candidato a la alcaldía, Héctor “Teto” Murguía, en la ciudad de Chihuahua persiste una completa separación entre las campañas por la gubernatura y a la alcaldía. Se abrazan y medio sonríen en público, como ayer en el tumultuario registro de Teto, pero por la espalda se hunden las dagas hasta el mango.
La candidata priista Lucía Chavira es cabeza de una potente maquinaria que dirige su marido y exalcalde Marco Adán Quezada. Él buscó la candidatura a gobernador peleando a puño limpio contra sus jefes partidarios en la administración estatal.
Lo pretendieron llevar a la cárcel, pero desde la Ciudad de México operó hábilmente el jefe del clan, Reyes Baeza. Este no solo impidió que pusieran tras las rejas a Quezada, sino que consiguió la candidatura a la alcaldía para Lucía desde el centro mismo del PRI nacional.
Marco tiene en la Autónoma de Chihuahua uno de sus principales bastiones de poder. Grupos estudiantiles y académicos de distintas facultades se han constituido en sus principales operadores de redes y callejeros. En ellos está fincada parte de la estrategia para buscar el triunfo.
El serranismo–duartismo opera a través del dirigente de la Red de Jóvenes tricolor e integrante activo de la masonería, James Barousse. Hace unos días presumió en su Face una foto con varios integrantes masones que son significativos en el PRI, como el dirigente de la Logia Cosmos, Fernando Motta Allen, exjefe de Protección Civil en Juárez; Sergio Reaza, jefe del Instituto Chihuahuense de la Cultura, y Anviomar González, operador dentro de la UACH.
En Juárez es menos estruendoso el tema de la UACH aunque en esta ciudad se mantiene con fuerza extraordinaria su Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Es tanta esa influencia que varios de sus exdirectores han sido premiados con cargos importantes en la Asamblea Electoral Municipal, en los Colegios de Bachilleres (donde hay miles de electores jóvenes y maestros), en el municipio y en el Gobierno estatal. La revolución les hace buena justicia.
Cierto o falso (Mirone lo considera exagerado), el candidato a síndico Aarón “Cuauhtemito Gutiérrez” Yáñez Limas de manera insólita consiguió la nominación priista a ese cargo vendiendo cada lista de cada salón de Ciencias Políticas. Vendió también otras cosas, pero no tienen qué ver con fuerza política.
Sin duda Yáñez obtuvo la candidatura por el padrinazgo de Enrique Serrano, pero su conducta ha sido confusa. En ocasiones dice que el candidato Serrano enfrenta problemas para hacer clic con los ciudadanos pero en otras ocasiones, las más, dice que el débil es Teto Murguía. Ayer parecía de los menos entusiasmados en el evento de Teto, a pesar de que estuvieron ahí actores importantes, como el dirigente del PRI estatal, Memo Dowell, y la senadora Lilia Merodio.
La única realidad es que el equipo tetista no confía ni el bendito a Yáñez, ni ha conseguido hacerse de una relación sana de confianza con el equipo del candidato a gobernador.
Y fuera del tema universitario, a los principales operadores de Murguía no les queda duda que no habrá conciliación con el serranismo en la medida que avanza el apoyo abierto de antiguos priistas al proyecto “independiente” de Armando Cabada; el más significativo de ellos es el benefactor económico, Rodolfo Martínez, mejor conocido como El Güero, que en Chihuahua capital mantiene su pertenencia al segmento de empresarios protricolores llamado el Grupo de los Martes, que ha tenido en su mesa de comidas a Enrique Serrano, pero en Juárez toda la infraestructura del Grupo Roma, de Martínez, ha sido dispuesta para Armando Cabada.
Pocos entienden aún el papel de Cabada en esta elección. Todo mundo está seguro de que independiente no es, pero algunos apoyos que ha conseguido como ese de Martínez o de otros priistas como Polo Canizales, o de la panista María Antonieta Pérez, lo tienen convertido todavía en un enigma pendiente de resolver. No es independiente… ¿pero a qué intereses obedece? Puede ser la bomba que explote a media campaña.
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De regreso específicamente al tema UACH; en efecto fue inteligente la estrategia de modificar la fecha electoral interna, pero también quedó colocada en entredicho la capacidad de operación del actual rector, Enrique Seáñez, y del propio Palacio de Gobierno. Un segmento noticioso de Radio Universidad había sido dispuesto en la víspera para, desde manos privadas, participar en “la operación de la sucesión”. Hoy que fue aplazada la elección, esa parte de RU debiera regresar al patrimonio de los universitarios.
Desde la Secretaría General de Gobierno estaba perdida la calidad del arbitraje debido a que su titular, Mario Trevizo Salazar, se empeñó en buscar la silla de Seáñez. El funcionario apeló a su calidad de catedrático de muchos años en la universidad, también a su calidad de exdirector de la facultad más grilla, la de Derecho.
El propio rector Seáñez insistió que la sucesión debe quedar entre los directores, recordando que hace seis años también se quiso meter a la Rectoría quien fuera secretario de Gobierno, Fernando Rodríguez Moreno.
Sin embargo, casi cada director de cada facultad ha considerado contar con todos los méritos para llegara a rector.
Pelean la silla muchos: Jesús Benavidez, director de Medicina; Eloy Díaz, de Ciencias Políticas y Sociales; Ricardo Torres, de Ingeniería; Luis Fierro, de Filosofía y Letras; Germán Valles, de Economía, Liliana Álvarez, de Contaduría y Administración; Enrique Carrete, de Derecho…
La ficha del rector está aún tapada, se lleva bien con varios de los directores pero no se ha visto con claridad si tiene algún preferido. De él se menciona como terna a Fierro, Torres y Valles: Filosofía y Letras, Ingeniería y Economía (Parral).
Se ha dicho bastante que el gobernador habría respaldado como delfín a su secretario de Gobierno, pero Mirone sabe que el mandatario ha mostrado su molestia contra Trevizo por su falta de pericia para manejar varios de los temas más delicados para la administración estatal; también por su doble juego con varios grupos tricolores: permanece con el duartismo porque está en su nómina, pero no le ha hecho el feo al baecismo; en su momento también se hizo patricista para mantener otros huesos.
Hoy parece que todo ha quedado en historia porque definitivamente será el sucesor de Duarte quien designe al nuevo rector. Hace seis años el anterior gobernador cedió a Duarte Jáquez como candidato esa decisión, que recayó precisamente en Seáñez; hoy no recayó en Serrano porque es evidente que los escenarios fueron contaminados por los intereses de todos los grupos.
Eso tampoco deja bien parado al candidato a gobernador, por mucho y que tenga una personalidad muy distinta a Duarte y maneje sus estrategias con buenos resultados hasta ahora.
La falta de control de la universidad, sobre todo en la capital del estado, significa una debilidad importante; más cuando los resultados de las encuestas insisten en colocar al PRI por debajo del PAN. Haber soltado la sucesión en estos momentos es permitir que los poderosos directores sigan cada cual por su camino.
El candidato a gobernador se ha empeñado en buscar solución a grandes dolencias del priismo chihuahuita, como el severo conflicto entre el alcalde Javier Garfio y su suplente Eugenio Baeza (a quien le ven liderazgo entre los empresarios que no puede ser desperdiciado) y de los candidatos a diputados con la campaña por la Presidencia municipal, así que la UACH continúa representando también un reto importante.