El tema candente del reloj caro portado por Enrique Serrano “extrañamente” resurgió de sus cenizas cuando se suponía bien apagado con agua a presión. Brotó hace semanas y no se habló más del asunto hasta hace unos días. El alcalde debió repetir que se trata de un relojito piratita chino de escaso valor contra el medio millón que cuesta un original.
Los defensores del alcalde atribuyeron la lumbre en las cenizas al “fuego amigo”. No aportaron pruebas de la acusación porque no se requiere de pruebas. Los panistas tratan de sobrevivir; no tienen tiempo, enjundia, ni han mostrado interés alguno por cuestionar al alcalde. No son enemigos. Jorge Espinoza no pasó de un lejano alientazo.
En cambio, está demostrado que el ambiente político estatal aparece densamente cargado de humareda y polvos al rojo vivo entre los mismos priistas que desean verse achicharrados unos a otros, por lo menos bien carbonizaditos de aquí a diciembre o principios de enero, cuando sea declarado al equipo ganador para la nominación a la Gubernatura. Oficialmente los trabajos electorales del 2016 inician el primero de diciembre de este año. De ahí los apuros y las angustias.
Así como a Serrano le aventaron el tema del reloj para tratar de quemarlo ante sus invitados los alcaldes fronterizos, el grupo gobernante estatal que lo apoya siguió moviendo sus hilos para hacer lo propio tratando de desactivar a sus opositores.
Algunos más maliciosos que empiezan a dudar hasta de los sacrosantos tamales de aquí enseguida de NORTE, El Sinaloense, por pasaditos, duros y cada vez más gachos, aseguran que la tremolina priista es simulada para hacer plena campaña en tiempos que no se debe hacer campaña, pero los moretones y golpes bajos son de verdad.
– – – – – – – – – –
En el caso del más “contra” de todos los opositores, el baecista Marco Adán Quezada, “propios” del Congreso fueron hasta su domicilio y sin consideración alguna le colocaron en su puerta unos pegotes con la notificación que le anuncia la inhabilitación política y multa de muchos dígitos cargándole toda la culpa por la tragedia del Aeroshow. No lo quieren en la competencia ni como espectador.
Las redes sociales a la mano siguen saturadas de críticas y señalamientos de todo tipo contra el exalcalde chihuahuita. El reloj de Serrano es nada frente al océano de boñiga que está cayendo sobre Quezada Martínez. Más aún, los flatos de la Kardashian que tanta fama han adquirido son un jardín de aromas Channel comparados con el nauseabundo pantanal en que mantienen inmerso al exalcalde.
No es todo: la estrategia contra dicho precandidato a la Gubernatura contempla la siembra de la duda sobre la salud de su relación con el equipo encabezado por el jefe nacional del Issste, José Reyes Baeza.
El exgobernador –menciona la especie– estaría poniendo distancia de por medio a Quezada por recomendación de su jefe político, el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong. Suena poco veraz el dicho, pero en la guerra y en el amor todo se vale. Y estamos hablando de guerra.
Desde las war offices de Palacio han salido líneas que hablan de otros dos baecistas muy importantes: el profesor Mario Tarango y el precandidato Víctor Valencia, que guardan sus asegunes en torno a Quezada.
Dice la expresión popular que la risa es la que friega. Hace tiempo se sabe que el maestro Tarango ha sido tomado como asesor por la senadora Lilia Merodio –no es nuevo– y Valencia ha repetido que de plano no declinaría por Marco Quezada; sin embargo. ambos casos fueron colocados durante la semana como descubrimientos frescos. Como el hilo negro; como el agua hervida.
Quitado el respaldo del baecismo a Marco –se concluye de la murmuración–, no quedaría voto que el exalcalde pudiera obtener ni para una regiduría, menos para la Gubernatura. Vaya, no lo buscarían ni los Aguilar del PT ahora que están a punto de ser retirados de la ubre pública estatal.
Las encuestas contemplan al exalcalde por lo menos en menciones, pero de ahí a que pueda sostener una campaña por sí solo, ciertamente estaría en chino. Veremos si Reyes sale al quite. Un solitario Eloy García no hace verano.
– – – – – – – –
También para Lilia Merodio hay. Cedió la grilla sobre el supuesto castigo que le impuso Emilio Gamboa, pero fue publicitado un nuevo cuento relacionado con el presumible retiro de varios de sus padrinos políticos en la Ciudad de México “por errores cometidos” en el manejo de la senadora. “Nomás le queda Joel Ayala”, se repitió toda la semana.
Ella ha pasado el tiempo colocando su escudo frente a los “trascendidos” reales o armados, pero también buscando demostrar no solo que sus padrinazgos gozan de cabal salud, sino que le queda condición física y relaciones para recorrer todo el estado y sostener reuniones con múltiples grupos sociales de toda índole. Su política y estrategia es la devolución de dos o tres por una que recibe. Tiene poco que perder. Le queda senaduría hasta el 2018.
Lo ocurrido el viernes en Cuauhtémoc con el conductor radiofónico Aníbal Moreno tiene todas las características de anzuelo para engancharla y mortificarla, aunque el también empresario tenga fama de duro con sus entrevistados. Al menos para integrantes del equipo de la senadora hubo consigna de ataque. Se dice que surgió el trancazo de un grupo de comentaristas radiofónico “alineados” con Serrano en varios puntos del estado virtud a los oficios del señor Marlboro, Memo Terrazas.
En similares condiciones camina Graciela Ortiz. Sobre su humanidad están cayendo temas que son presentados como nuevos aunque hayan sido aclarados mil veces por ella misma en otras etapas de su carrera política.
Además de lo anterior, lo más fuerte acumulado esta semana contra la también senadora y precandidata es el contenido de varias supuestas grabaciones telefónicas y reuniones en las que cuestiona el desempeño del gobernador César Duarte.
Repite Mirone: la guerra es la guerra. Sabe este escribidor que ella no contesta ni los mensajes de texto, menos diría por teléfono alguna burrada que la pudiera comprometer. De los discursos en sus reuniones es posible que haya salido algo crítico, pero nada que no tenga relación entre su propuesta de gobierno frente al régimen en marcha. Son distintos por mera naturaleza, aunque ambos sean priistas.
Ayer la legisladora siguió su marcha sin voltear atrás ni a los lados. Presidió un desayuno en hotel discreto de la chihuahuita vialidad Sacramento con unas mil mujeres profesionistas.
A los delfines tampoco les ha ido nada bien en este maremágnum. Mirone empezó con Enrique Serrano, pero al ballezano alcalde chihuahuita Javier Garfio Pacheco le está yendo igual o peor que a Marco Quezada. Lo tienen inmerso en lagunas de aguas residuales sin tratar.
Abundan los memes en su contra por la nueva mansión que está construyendo en fraccionamiento exclusivo de la capital Chihuas, también por la deplorable condición del pavimento en la mayor parte de las calles de la ciudad y por las supuestas movidas que le mantendrían a reventar su caja fuerte con diezmos por la construcción de un par de grandes puentes.
Los priistas que son sus opositores no han olvidado la conducta desplegada por Garfio contra la senadora Lilia Merodio y sus colaboradoras. Han convertido esa “oportunidad” en blanco de ataques. “Un machista agresor de las mujeres no merece permanecer un segundo más al frente de responsabilidades públicas”, le colgaron en un comentario. “Con ese dinero para qué necesita Gubernatura”, dice otro.
A Garfio y también a Serrano les mantienen una campaña permanente por “sus dificultades para ser populares entre la tropa”; el primero es tan malo para los discursos que el mejor de ellos fue cuando recomendó a las mujeres ponerse a ver telenovelas; y de Serrano –dicen– no le sacan una sonrisa ni con Polo Polo vestido solo con hilo dental. Estos son flancos por los que son atacados cada día. Ayer menudearon los comentarios contra Serrano, adjudicando la repartición de las despensas nada más y nada menos que a la presidenta del PRI municipal, Mayra Chávez.
– – – – – – – –
El exótico caso Teto Murguía es bastante especial. Amainó la tempestad que lo ubicaba bajo la égida del duartismo como talón de Aquiles; en redes no le va mal (tiene decenas de miles de seguidores en Face), en los análisis periodísticos tiene más puntos a favor que en contra, pero hoy de boca en boca le andan aplicando la horrible fábula del burrito y el leoncito.
No vamos a detallar el chistecito cercano a lépero para quienes tengan esquemas mentales leperones, solo diremos que el taimado burrito terminó comiéndose al musculoso rey de la selva. Búsquenlo, estimados lectores, hasta en Google; Mirone no se prestará a charras de gusto tan cuestionable.
Señalan los opositores de Teto que este se dejó amansar con la coordinación de Políticas Públicas y aparentemente se convirtió en flamante operador de Palacio de Gobierno bajo la condición del mentado “suelo parejo”. Esa es la campaña en su contra, pero aun los duartistas saben que el exalcalde trae más velocidad que varios de los precandidatos juntos.
Algunos duartistas consideran que a Teto le van amarrando un pie, luego el otro, luego las manos (igual que al leoncito), mientras a Enrique Serrano le llegan toneladas de despensas para su distribución, sillas especiales en los mejores presidiums políticos y carreteras y espacios aéreos libres para su desplazamiento, no a donde lo manden –como a Teto– sino a donde él requiera hacer presencia. El delfín Garfio goza de las mismas condiciones. Los elementos y factores para esta guerra son, evidentemente, distintos.
Marcelo González, El Torbellino, sigue trabajando tenazmente en busca de la Gubernatura. Entre más observa los escenarios y contextos que rodean a los otros precandidatos y precandidatas, más se convence de que tiene oportunidad de agenciarse la nominación. Piensa cada vez menos en la Alcaldía de Chihuahuita o la rectoría de la Universidad Autónoma de Chihuahua y más en la Gubernatura.
No aparece Marcelo todavía en la guerra sucia porque no es considerado opositor de cuidado, pero Mirone ya opina lo contrario: hay elementos objetivos, como su actitud y capacidad de maniobra; no que le alcancen en estos instantes para obtener la candidatura, pero sí para conseguirla en algunos meses más.
Conforme se aproximen la fechas definitorias, Marcelo no escapará al obligado baño de desperdicios. No es una paleta de dulce la que se está disputando, son aproximadamente 60 mil millones de pesos anuales multiplicados por cinco los que están en juego.
Para los miembros del actual régimen estatal es doble la preocupación y, por ende, su involucramiento activo en la guerra.
Como todo régimen en turno, el sueño de Palacio es dejar heredero (heredero, insiste Mirone, no heredera). De ahí que es todo, pero todo el respaldo a los planes A y B, Garfio y Serrano, en ese orden.
Pero aparte de ello, el régimen también requiere la garantía plena de que el sucesor, o sucesora, extienda la cobija de la protección a la salida para no obligarse a marchas como la que debió llevar a cabo Fernando Baeza cuando todo pintaba en el Palacio de Gobierno –manejado por panistas– para conducirlo a la cárcel por supuesta corrupción.
Siendo priista el sucesor o la sucesora difícilmente podemos pensar en que la sangre llegue al río en relación con la Administración saliente. De ello se encargaría el propio árbitro nacional Manlio Fabio Beltrones, pero si no es cualquiera de los delfines, queda el gran riesgo de terminar en calidad moreiriana y con la reputación en la basura. Es imperativo, entonces, al menos tratar de controlar el relevo.
Y mientras el Comité Nacional del PRI y/o Miguel Ángel Osorio Chong deciden intervenir en Chihuahua, la histeria seguirá subiendo de tono, como dijo una buena amiga huésped frecuente de Mirone. Las encuestas nacionales de medición de presencia ya recorren Chihuahua.
En conclusión, Mirone considera que ninguno y ninguna se podrá quejar de que el piso no sea parejo en la medida en que Palacio se concede el derecho a la sucesión y por lo tanto es partícipe en la guerra con toda la fuerza que el presupuesto estatal implica.
Ni Marco, ni Graciela, ni Teto, ni Valencia, etc., podrían aspirar a que los recibieran con flores en la precampaña, ni muchos menos que mansamente colocaran en su mesa el trofeo llamado candidatura–Gubernatura. La realidad es la que están viviendo, o sufriendo, como gusten llamarla por las razones mencionadas. Dicen los serranos de las nuevas generaciones: el que tenga con qué tirar que tire, y el que no, pues que oiga nomás.
P.D.
Particularmente el tema abordado ayer en Mirone sobre el tiro que se aventó el viernes en Cuauhtémoc la senadora Lilia Merodio (o viceversa) con el locutor–empresario radiofónico Aníbal Moreno, provocó bastante controversia entre los lectores mironianos, así que el escribidor se dio a la facilita tarea de conseguir parte de la entrevista (facilita cuando la chamba no es tomada como una carga), para que cada quien saque sus conclusiones sin sesgo alguno. Así estuvo la parte que interesa, textual:
Aníbal.– Que se acabe la corrupción pero que la acaben otros.
Lilia.– Todos.
Aníbal.– Me dice que… ¿sabe qué es lo que me pone triste..? si usted fuera un hijo de vecino, no pasaba nada, pero usted es senadora de la República…
Lilia.– Que me lo gané con el voto de los chihuahuenses.
Anibal.– Se lo ganó como usted se lo haya ganado.
Lilia.– Con el voto de los chihuahuenses.
Aníbal.– ¿Ya me va a dejar hablar?
Lilia.– Adelante…
Aníbal.– Como usted se lo haya ganado, con palancas, con amistades, con candidaturas impuestas, como usted se lo haya ganado. Usted ya es senadora de la República y usted tiene mucho poder… Y usted no tiene conciencia de lo que el país está necesitando, o si lo tiene no tiene la voluntad de hacer lo necesario para cambiarlo. Venir a decirme que la trato mal porque es joven y porque es mujer no sé, se me hace…
Lilia.– No quisiera pensar que sea por eso, pero estoy segura que con un hombre no te pondrías de esa manera, ¿eh..? Muchas gracias por esta oportunidad que me das. Agradezco esta confianza, pero tampoco te voy a aceptar las groserías.
Aníbal.– Usted, usted es una persona sin sentido común, sin inteligencia y además con los valores fundamentales cambiados. Ojalá que en lo que le resta de tiempo aprenda…
Lilia.– Yo lamento que los cuauhtemenses tengan una persona como tú que sea tan ofensiva que porque tienes un micrófono te permite decir lo que quieras…
Aníbal.– ¿Qué le he dicho, qué le he dicho, qué le he dicho?
Lilia.– Con permiso, me retiro.
Aníbal.– Bye.
Lilia.– Eso no lo voy a permitir. Con permiso, me retiro, yo no… con gente que es tan grosera…
Aníbal.– Qué barbaridad, híjole… catorce minutos a las tres, volvemos… Sensaaaacional baaaile en Rubio…