
Por Iván Gómez Cruz | 23 diciembre, 2022
A partir de los años setenta, el sector de Anapra, al norponiente de Ciudad Juárez, comenzó a urbanizarse rápida y desorganizadamente. Con el aumento de la población también incrementó el riesgo, pues esta zona se encuentra en una cuenca, lo que significa que, en temporada de lluvias, concentra el agua que cae.
Aproximadamente 38 mil personas viven en ese sector, entre arroyos y diques, expuestas al peligro de fuertes inundaciones; la integridad de estas personas es un asunto de máxima prioridad para las autoridades, asegura el ingeniero civil especializado en hidráulica, de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento, César Triana Ramírez.

El ingeniero está al frente del proyecto coordinado entre la Junta Municipal de Agua y Saneamiento (JMAS), Conagua y la Junta Central, desde 2019, que consiste en la creación de cinco presas en la zona de Anapra, definidas como de control de avenidas, cuya principal función es contener la fuerza del agua, que podría afectar a los habitanes de ese sector.
A través del Fondo Nacional de Infraestructura, se consiguió una inversión de 202 millones de pesos para construir cuatro presas, de las cinco contempladas en el proyecto; la quinta presa fue construida con recursos estatales y se inauguró el pasado mes de septiembre. Se trata de las presas Pico del Águila, Filtro 2, Víboras Tanque, Puerto La Paz y Fronteriza, y se espera que estén terminadas y funcionando en diciembre de 2023.

De acuerdo con el ingeniero, en una sola avenida de Anapra, las corrientes pueden arrastrar hasta cinco toneladas de azolve, basura que termina por obstruir el sistema de drenaje, y derivar en un problema de salud pública.
“La primera intención de las presas que estamos construyendo es detener la violencia del agua para que ya no tengamos problemas hacia la gente; lo segundo es la detención del azolve; lo tercero es que con la retención generamos una infiltración, que no es de almacenamiento, porque hay una descarga de fondo”, explica Triana Ramírez.
Cuando el agua es contenida, se procede a descargarla poco a poco, mientras pasan los días; sin embargo, el tiempo que permanece retenida permite que los mantos acuíferos se repongan un poco, aunque esta no haya sido la finalidad del proyecto.

Inundaciones en el desierto
El ingeniero, con experiencia en regiones del país donde la lluvia es considerablemente más abundante que en esta frontera, como Veracruz, Chiapas, Tabasco y Oaxaca, comenta que podría parecer irónico trabajar el control de inundaciones en medio del desierto; sin embargo, resalta que el problema de inundaciones en Ciudad Juárez tiene muchos años.
“Ahí el régimen de precipitación es más continuo, incluso hasta más fácil de pronosticar. Aún cuando sea muy alta, es más fácil. Aquí en Chihuahua, en Ciudad Juárez, se dificulta el tema de la previsión meteorológica, porque son lluvias puntuales, y la lluvia puntual, dentro de todo el ámbito meteorológico, es lo más difícil de pronosticar”, menciona Triana, respecto a los retos de trabajar obras hidráulicas en un ambiente desértico.
Aquí en Chihuahua, en Ciudad Juárez, se dificulta el tema de la previsión meteorológica, porque son lluvias puntuales, y la lluvia puntual, dentro de todo el ámbito meteorológico, es lo más difícil de pronosticar”

Para explicar la volatilidad de las lluvias en Ciudad Juárez, el ingeniero hidráulico usa como ejemplo una tormenta de cinco kilómetros, que con la presencia de vientos, se puede mover de una cuenca a otra en un tiempo reducido.
“Hay lugares donde la previsión se puede hacer hasta con días; por ejemplo, en Tabasco podemos pronosticar condiciones hasta con cuatro o cinco días, y esto permite evacuaciones. Me ha tocado participar en ese tipo de cuestiones; pero en un lugar donde en minutos podemos tener una precipitación, y nos puede cambiar de lugar, lo mejor es prevenir con aspectos como construir obras hidráulicas para ello, y desde luego sistemas de alerta, que ya se empezaron a desarrollar mucho en Chihuahua”, detalla.

La dificultad para recargar los mantos
La geotecnia, explica el especialista, representa otra de las dificultades de construir obras de esta naturaleza en Ciudad Juárez, pues implica hacer excavaciones para llegar a roca sana y tener capacidad de carga.
“Todo se vuelve muy particular, aparte del diseño hidráulico”, puntualiza.
Los diques que actualmente se encuentran en Anapra desde la década de los noventa, representan un esfuerzo anterior por contener las inundaciones y las corrientes que se presentan con las lluvias; sin embargo, año con año han demostrado estar lejos de ser eficientes.
“Se les llamaron diques, pero en esencia eran bordos de tierra y roca, que lo que hacían era detener la fuerza del agua; sin embargo, se hicieron con condiciones no óptimas para llamarles presas”, menciona el ingiero hidráulico, y agrega que las presas que están construyendo cumplen con todas las normas federales, con las normas que marca la Ley de Aguas Nacionales y la Conagua. Normas de compactación, que tengan vertedor para proteger infraestructura y descarga de fondo.
Alineados por el bien de Juárez
El ingeniero Triana destaca la coordinación que han tenido los 3 órdenes de Gobierno, con la Junta Central de Agua y Saneamiento, además de la creación de nuevos empleos y capacidades, así como nuevas modelaciones hidráulicas derivadas de los retos que presentó el ambiente desértico de Ciudad Juárez.
Triana Ramírez expresa sentirse orgulloso del trabajo que ha realizado con la JMAS, de haber utilizado herramientas como la construcción digital, tridimensional, que les permitió prever cualquier posible obstáculo bajo tierra, como tuberías, y así evitar ser una obra inducida.
“Esto permitirá el crecimiento de la zona, incluso aumentará la plusvalía”, concluyó.