“Desgraciadamente él falleció ese día, que fue el peor día de mi vida, para mí y para mis hijos. Nuestras vidas han cambiado absolutamente porque él era el pilar tanto mío como de mis hijos y pues no es lo mismo. Ya la vida de mis hijos y la mía no es la misma”, dijo la esposa del custodio asesinado junto con otros 9 de sus compañeros el primero de enero de este año durante el motín registrado en el Cereso Estatal 3.
La mujer contó que ese primero de enero estaba en casa de sus familiares, donde dijo, se quedó a dormir.
“Hablé con él por última vez cerca de las 5:00 de la mañana y me dijo que iba a dar el último rondín y ya jamás supe de él. A las 7:00 de la mañana me mandan un mensaje familiares de él, preguntándome. Yo sin saber lo que realmente estaba pasando, y pues cuando, desgraciadamente, ya no estaba en este mundo”, comentó.
Enseguida, dijo, consultó Facebook, que para esa hora estaba invadido de la terrible noticia de la muerte de 10 custodios.
“Hablé. Le marqué mil veces, mensajes, mis hijas (también), y jamás me contestó. Marqué al Cereso. Nada, nada, hasta que un amigo de él fue a buscarme a casa de mi mamá como a las 4:00 y me confirmó lo que no queríamos y que a la fecha no lo aceptamos. No aceptamos que no esté aquí con nosotros”, expresó.
Recordó que ese amigo le confirmó y ella se acercó al Cereso. No me dejaban entrar, pero iba tan mal que no me importó que me detuvieran policías y no recuerdo quién más. Me metí hasta adentro, y ya ahí no me querían dar información, pero yo estaba muy mal, hasta que me confirmaron que desgraciadamente él fue uno a los que le arrebataron cruelmente la vida. Nada más así. Simplemente me confirmaron que sí había habido un motín que se salió de control y que él había sido uno de los fallecidos”, mencionó.
Unas vacaciones que no llegaron
Enseguida dio detalles de la última conversación que tuvo con su esposo.
“Fue bien extraño, porque… como si él sabía, porque amaba su trabajo y yo creo que él se sorprendió de verse tirado y amarrado. Yo creo que él mismo se sorprendió de lo que él mismo vivió. Él nos había dicho que iba a salir el tres de enero de vacaciones”, mencionó.
Platicó que en años anteriores regularmente se realizaba un sorteo para definir quiénes trabajaban el 25 de diciembre y quiénes el primero del año.
“Se llamaba la Patrulla, que era donde él estaba, que era la encargada de ir sección por sección dentro del Cereso. Como eran muchos, siempre era el sorteo de rifarse el 25 y el día primero para pasar un día con las familias, pero incluso bien extraño, porque a él le tocaba descansar el 31”, dijo.
“Hubo una persona que reclamó por qué él (su esposo) siempre descansaba ese día y total, al último, por azares de la vida, esa persona se salió con la suya y mi esposo tuvo que trabajar ese día (…) Esa persona ahora está viva y pues fue una injusticia, porque él iba a estar con nosotros. Salió el 24 pero muy tarde y estuvo con nosotros el 25 y el 26 para regresarse el 27 y jamás lo volvimos a ver”, recordó la entrevistada.
Dijo que el contacto del custodio con su familia fue poco, ya que desde el ‘jueves negro’ las cosas cambiaron, tenía un turno una semana y otro la siguiente.
“Ese ‘jueves negro’ nos comunicamos y me dijo que estaba bien y que todo estaba normal aunque adentro era un desastre y nomás me pidió que no saliera porque afuera también estaba muy fea la situación. Desde ese día a él y a la patrulla no los dejaban salir para nada”, relató.
Desde agosto a diciembre su marido solo salió un par de veces, fue muy breve ya que acudió al hogar a lavar su ropa y casi de inmediato regresar por la noche al Cereso.
Todos somos de sangre azul: la gran mentira
Las familias de los internos han hecho muchas protestas exigiendo sus derechos, y yo quiero saber dónde quedaron los derechos de mi marido y sus compañeros. Que los explotaban, que no tenían armas, no tenían nada, ni protección para defenderse y sabían contra quién. Eran muchísimos para ellos, contó.
“Y la gobernadora diciendo que no nos iba a dejar solos, que todos somos de sangre azul. Eso es una gran mentira”, comentó.
El único día que la vimos fue en honores, y ya nunca nos ha dado ninguna ayuda. De nada, y obvio nos están dando la pensión, el seguro de vida pero de ahí en más no hemos recibido nada, nada nada, sentenció.
“Aunque dieran millones, aunque dieran todo, la vida de mi esposo jamás valdría eso. Por mucho que den, no le puedo regresar el padre a mis hijos”, dijo.
La vida ha sido peor de lo que se pudiera imaginar
Habló sobre lo que ha sido de su vida y la de sus hijos después de esa fecha.
“Lo peor que se pueda imaginar. Lo peor. Nos sentimos desprotegidos, con miedo, sí, con mucho miedo a represalias, porque todavía tuvieron el cinismo de robarle sus pertenencias, cartera, llaves. El temor de que se llevaron su credencial y yo sola con mis hijos. Es una incertidumbre vivir así día a día. Casi va a ser un año, pero es un año muy difícil , con miedo, con mucho coraje. Todos los sentimientos que se puedan imaginar, así los vivo”, confió.
Comentó enseguida sobre sus expectativas para el futuro ya sin su marido, que a su muerte contaba con 38 años, padre de una jovencita de 20, otra de 16 y un pequeño de 9 años.
“Yo tenía mi futuro con él y de la noche a la mañana me lo arrebataron y ya no me gusta pensar más allá de él porque todo era él. No trabajo porque tengo un niño y ese niño me pide que no trabaje, que no lo deje solo. Su papi se lo quitaron y ahora no sé qué hacer”, declaró la mujer.
Aseguró que su pequeño es el que más está sufriendo, “aunque eso al Gobierno no le interesa ni le importa el sufrimiento de esta criatura”.
Recordó que su esposo amaba su trabajo tanto.
“Quería estar ahí y vea cómo pagó. Es muy cruel, es muy cruel todo esto… la gobernadora… simplemente el fiscal, la gobernadora lo quitó de ese cargo para ponerlo de su mano derecha. Justicia, como dijo ella, no va a haber, y eso también es una impotencia bien grande, el saber que ellos amaban su trabajo y que eso a ellos no les importa y no va a haber justicia”.
“Aunque dieran millones, aunque dieran todo, la vida de mi esposo jamás valdría eso. Por mucho que den, no le puedo regresar el padre a mis hijos”