En marzo de 2020, fecha en que apareció la pandemia en Juárez, ya se sabía que Salubridad optó por la estrategia de su mitigación
Esto es “se van a morir los que se tengan que morir”, pero en los hospitales, lo enfatizó el neumólogo José Luis Alva y Pérez.
Fue una estrategia fallida, como lo apuntó en su momento.
En el año hubo dos oleadas COVID, que provocaron que los hospitales públicos y privados fueran rebasados.
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La primera llegó en los meses de abril y mayo. La segunda entre octubre y noviembre.
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En estas fechas el sufrimiento y la muerte se apoderó de la ciudad, la que además se paralizó en su economía.
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Forzando el aislamiento
Para evitar la propagación del coronavirus, la Secretaría de Seguridad Pública realiza patrullaje permanente en zonas de intensa actividad, para invitar, mediante perifoneo, a los juarenses a quedarse en su casa.
Los juarenses se recluyeron en sus hogares, mientras que las protestas del personal de salud tronaban. Estaba en juego su vida.
Sin embargo, a un año que se presentó aquí el Covid-19, sigue más “vivo” que nunca.
Ciudad Juárez, con un millón 500 mil habitantes registra 2 mil 800 fallecimientos aceptados, lo cual es intolerable.
Más, si se considera que existe un subregistro –calculado por la OMS para México– de un 50 por ciento, advierte el especialista.
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De ser así, el número de casos sería el doble. Es preocupante si se toma en cuenta que las vacunas llegan a “cuentagotas”.
El tiempo corre. Es preciso respetar las medidas sanitarias, para evitar rebrotes que pongan en jaque a los juarenses, otra vez.