Una protesta con olor a sucesión en la UACH
En la política chihuahuense así caminan las cosas: el lamentable, condenable y doloroso caso doctora Masiel Mexia ha movido todo el entramado que con tanto cuidado se había construido para elegir al nuevo (¿nuevo?) rector de la Universidad Autónoma de Chihuahua.
El doctor Luis Carlos Hinojos Gallardo, director de la Facultad de Medicina de la UACH, ha salido a la palestra para “encabezar” la demanda de egresados de esa institución que no quieren ir a prestar servicio social a comunidades apartadas de la vida urbana.
No solo eso: el galeno y catedrático ha salido a pedir la abrogación misma del Servicio Social, una de las instituciones más nobles y formativas de todo el sistema de educación superior del país.
¡Vaya oferta de campaña! “Háganme rector y les quito de encima la monserga de hacer servicio social”.
Antes de continuar con el aspirante a rector, vale la pena detenerse en el meollo del asunto: la asignación de los espacios de servicio social no los asigna ni el Seguro Social ni las instituciones de salud pública del estado. Estas solo ponen a consideración de las universidades las plazas disponibles y son ellas, las universidades (UACH y UACJ, para acabar pronto) las que las distribuyen entre sus egresados.
¿Cómo las distribuyen? Mironianas fuentes nos explican que de “10” hacia abajo. Es decir, los mejores promedios tienen la oportunidad de hacer su servicio en su lugar de residencia, y así hacia abajo, hasta llegar a los de menor grado de aprovechamiento, que son enviados, precisamente, a los pueblos apartados y dejados de la mano de Dios. Pero eso no es decisión del IMSS ni del Ichisal ni de ninguna otra institución.
Sin embargo, la rebelión a la que convoca el director-aspirante va directamente contra el IMSS, institución a la que le van a pedir, en marcha de protesta, “mayor seguridad”.
Habrase visto: ¿acaso el IMSS asigna policías? ¿Está a cargo de la Guardia Nacional? Si esa es la preocupación, deberían ir a protestar a la Secretaría de Seguridad Pública.
Son 140 plazas de servicio social las que quiere suprimir el doctor Hinojos, que por motivos de “seguridad”. ¿Y los pacientes que se quedarán sin esa atención? Bien, gracias.
Qué curioso, los egresados de Enfermería no dicen ni pío. No se quejan, no reclaman, y tienen 40 prestadores de servicio repartidos en hospitales del estado. Y trabajan en los mismos hospitales inseguros. ¿Será que Martín Eduardo Sías, director de la Facultad de Enfermería y Nutriología, no anda queriendo ser rector?