El “fiscal de hierro” está de vuelta
El exfiscal General del Estado, Carlos Manuel Salas, es de ese tipo de hombres que siempre se mantienen vigentes, ya sea a la distancia como un agudo observador, o regresando, como siempre lo hace, a la acción de la función pública o policial.
Así, el llamado “fiscal de hierro” vuelve a colocarse en primera fila, donde lo puede ver quien quiera asomarse a los temas de seguridad y persecución del delito.
César Jáuregui Moreno estrenó su cargo de fiscal General del Estado con el nombramiento de Carlos Salas como titular de la Fiscalía Zona Norte, con sede en Ciudad Juárez.
Salas, quien allá por 1989 fue Ministerio Público Federal al frente del legendario “Quinazo”, tuvo un cargo preponderante durante la primera mitad de la administración del exgobernador César Duarte. Fue nada menos que el titular de la recién creada –en aquel entonces– Fiscalía General del Estado y jefe, por lo tanto, de aquel mando único de Policía que instauró el Gobierno del ballezano.
Como fiscal General, a Salas le tocó tomar al toro por los cuernos en lo que ha sido, sin duda, una de las más cruentas crisis de seguridad de nuestro estado. Los resultados de aquel entonces están a la vista de todos. Carlos Salas fue protagonista fundamental en la pacificación de Chihuahua. No obstante, en el 2013 renunció a su cargo por causa de importantes diferencias que tuvo con Duarte.
El regreso de un fiscal con un vasto manejo y conocimiento del mundo policial y delincuencial, con el claro objetivo de poner orden y traer paz en una frontera tan golpeada por el crimen como Juárez, mueve a dar un voto de confianza a quienes procuran justicia en nuestro Estado. Hay que reconocer que, con este nombramiento, César Jáuregui demuestra una vez más su afilado colmillo.
Sin embargo, si en aquel lejano 2010 Salas no la tuvo fácil, ahora menos. Hoy enfrenta un escenario igual de sangriento, pero con componentes distintos y complejos que van a requerir de muchísimo trabajo, pero también de una amplia colaboración de los diversos actores políticos y policiales de todas las dependencias y de todos los niveles.
Es precisamente en Juárez donde han ocurrido dos de los peores sucesos de violencia en lo que va de la actual administración: el “jueves negro” de agosto del 2022 y la fuga masiva del Cereso 3, en las primeras horas del 2023.
Enderezar este escenario sí que es un reto, y de los grandes.