Chaparro a la Pérez Acedo: el batidero en Morena
Le urge ese servicio para que envíen al Instituto Estatal Electoral el nombramiento de Brighite Granados de la Rosa como presidenta del partido en el estado de Chihuahua.
Porque no hay manera de entender por qué, a más de un mes de la elección de presidencia y miembros del Consejo, no le hayan notificado a la autoridad electoral sobre el cambio de dirigencia estatal.
Si la elección de la “Primera sobrina del estado” fue tan genuina y transparente, no habría razón para que no se haya hecho el trámite y corrido los protocolos como para que extienda su brazo con la palma de la mano hacia abajo y rinda protesta como presidenta.
Mientras transcurre ese tiempo y Brighite no asume con todas las de la ley el cargo para el que fue electa, el presidente, que a estas alturas ya debería ser “ex”, sigue despachando en las oficinas de Morena como si nada hubiera pasado.
Dice que regresó al cargo “porque la militancia se lo pidió”. ¿Cuándo? ¿De qué manera? ¿En cuál asamblea o proceso legal? No lo dice.
La actitud de Chaparro recuerda a la de aquel Bernardo Pérez Acedo, el persistente militante del PRI que alguna vez quiso ser presidente estatal de ese partido y lo hizo a su modo: juntó a grupos de colonos en el Parque Lerdo, levantó un acta y se dijo electo “por las bases”. De ahí se fue a las oficinas del PRI, ubicadas entonces en la avenida Pacheco de la ciudad de Chihuahua, forzó cerraduras –era sábado y no había nadie– y se instaló en la presidencia. El asunto terminó muy mal para él y para el priismo.
La actitud de Chaparro se parece mucho a la de aquel tozudo priista. “A mí la militancia me pidió que regresara” y con eso le basta para reinstalarse en el cargo.
No cabe duda que el morenismo de Chihuahua –y de otras partes del país– se ha batido totalmente a menos de dos años de las elecciones del 2024, cuando se renovará la Presidencia de la República, el Senado, la Cámara de Diputados y el Gobierno de la ciudad de México. Nada más y nada menos que el futuro del país y la viabilidad de Morena como corriente política.