Lo que arroja el análisis de las decisiones y sucesiones en la política nacional es deletéreo, propio de un sistema de toma de decisiones descompuesto en grado sumo, capitaneado por gente sin luces, pudor, decoro y, lo más grave, sin algún apego a los intereses del país. Electos, sí, pero en condiciones que ofenden cualquier pudor democrático