Ni el delicado tema de la inseguridad pública, expresada en índices delictivos que al cierre de 2016 presentan un repunte respecto al mismo periodo de 2015, ha sido suficiente para que los titulares de los gobiernos municipal, Armando Cabada, y el estatal, Javier Corral, dejen posturas personales de lado y retomen la coordinación institucional.
Pudiera pensarse que la decisión de Jorge González Nicolás de hacerse a un lado y evitar con ello prolongar la confrontación entre su jefe, el alcalde independiente, y el gobernador Javier Corral, podría acabar con las diferencias entre ambos políticos, pero las primeras reacciones de personeros de Palacio ante el relevo designado, avizoran nuevos puntos de roce.
Polarizados en sus posiciones, poco dados a escuchar a quienes les hacen observaciones o cuestionan sus puntos de vista, carentes de operadores políticos efectivos e inexpertos en el manejo de la administración pública, los dos gobernantes siguen enfilados en la toma de decisiones unipersonales, que dan al traste con la indispensable coordinación de acciones para hacer un solo frente de combate a la delincuencia.
Dos meses y veinte días duró en su cargo el secretario de Seguridad Pública Municipal, Jorge González Nicolás. Llegó a ese puesto solo seis días después de concluir su función como fiscal general del Estado, durante el segundo trienio del Gobierno de César Duarte. Los primeros tres años coordinó la estrategia de recuperación de la paz en Ciudad Juárez, al frente de la Fiscalía Zona Norte.
Durante esos seis años, el exfuncionario trabajó directamente con organismos de la sociedad civil juarense, como la Mesa de Seguridad; construyó una imagen de policía eficiente. Esos antecedentes fueron sus principales cartas credenciales para ser considerado por el alcalde independiente –aún electo– como opción al cargo de secretario de Seguridad Pública Municipal.
Pero falló la operación política previa. El alcalde Armando Cabada no cabildeó previamente el nombramiento del exfuncionario duartista con el gobernador Corral. Ahora se sabe que tampoco lo hizo en las áreas de seguridad del nivel federal, con las que el mandatario estatal estaba trabajando la selección de cuadros para dirigir la Fiscalía y la Policía Única.
Cuando Cabada y González Nicolás cerraron el acuerdo para la incorporación de este al Gobierno municipal, el gobernador Corral ya había dado a conocer el nombramiento de César Augusto Peniche en al Fiscalía General y resuelto las reacciones generadas por la aparición de Javier Benavides al frente de la Policía Estatal con un nombramiento provisional, en tanto se definía al titular de la corporación.
El alcalde ya tenía claro, también, cuáles eran las líneas de acción y la prioridad política marcada por el gobernador Corral en su toma de protesta, respecto a la decisión de investigar los presuntos actos de corrupción de su antecesor, César Duarte, y exfuncionarios de esa administración, de la que González Nicolás formó parte en la primera línea, además de la cercanísima relación de amistad que lo ha unido al parralense.
Aun así, Cabada no siguió una línea de conciliación en la presentación de Jorge González Nicolás como responsable de Seguridad Pública. Si la encomienda era temporal, como lo explicó el viernes, en el momento oportuno omitió ese dato que hubiera amortiguado el choque de trenes entre la Administración municipal y el régimen del nuevo amanecer.
En Palacio sobrerreaccionaron. En un solo día, Cabada pasó de ser aliado de la democracia y la liberación de Chihuahua, a traidor de la causa. El diálogo, los acuerdos promocionados por ambos los últimos días de la campaña electoral para cuidar y defender el voto en Ciudad Juárez, se dejaron de lado y se ubicó al edil fronterizo como parte de las componendas políticas del duartato, en su fallido intento de perpetuarse en el control político del estado.
El jefe de la Policía municipal quedó en medio de la confrontación y se convirtió en blanco de señalamientos públicos por presuntos actos de corrupción detectados en su gestión al frente de la Físcalía General, hasta la advertencia de sujetarlo a proceso por el archivo de denuncias contra el exgobernador Duarte, el expresidente de la Junta Central de Agua y Saneamiento, Carlos Hermosillo, y el exsecretario de Hacienda, Jaime Herrera Corral, acusados de enriquecimiento ilícito, peculado y uso abusivo de atribuciones.
Se repite la dósis
Cabada está empeñado en jugar el papel de alcalde independiente, aun sacrificando la coordinación interinstitucional con el estado. En ese afán, desaprovecha la salida construida por el exfiscal Jorge González Nicolás, con su decisión personal de renunciar a la Secretaría de Seguridad Pública para posibilitar el trabajo conjunto con la esfera estatal.
Los dos meses y veinte días de espacio para operar la integración de un equipo profesional, certificado y con el visto bueno de los demás órdenes de Gobierno, que le obsequió González Nicolás a Cabada, fueron desperdiciados. Su nueva propuesta de mando repite el error original.
Sergio Almaraz, el relevo provisional, designado por el alcalde en tanto el nombramiento es ratificado definitivamente por el Cabildo, tampoco le llena el ojo a Palacio; por el contrario, el veto es inminente, está marcado junto con su exjefe y señalado como sujeto de investigación por el mismo caso del archivo de la denuncia contra el exgobernador.
Por si alguna duda había al respecto, el mismo viernes por la noche el secretario general de Gobierno, César Jáuregui, dejó en claro que no están dispuestos a establecer líneas de confianza con personas ligadas al sexenio del gobernador César Duarte, y rechazó que se recurra al reciclaje de personajes que pertenecen al mismo grupo que sirvió a la anterior administración.
El encargado de la política interna en el nuevo amanecer reconoce la autonomía del Ayuntamiento de Juárez para nombrar a sus funcionarios, pero tras la renuncia de González Nicolás, dijo esperar que el nombramiento definitivo del secretario de Seguridad Pública recaiga en una persona con quien se pueda establecer una relación de comunicación, confianza y coordinación entre ambas instancias de Gobierno.
La contradicción de Palacio es que ellos mismos recurrieron al reciclaje. El fiscal de la Zona Norte, Jorge Nava López, fue jefe del Grupo Antisecuestros bajo las órdenes de la exprocuradora general del Estado, Patricia González, y los exfiscales generales de la era Duarte, Carlos Manuel Salas y Jorge González Nicolás, concretamente de 2009 a 2015.
Al interior de Fiscalía del nuevo amanecer se habla de la designación y reincorporación de comandantes de la Policía Estatal, que estuvieron bajo las órdenes del temible Jesús José “El Chito” Solís. Esos datos ya están causando jaloneos internos en la corporación.
Hacen a un lado el interés público
Atendiendo su enfoque personal del gobierno y su proyecto político, Cabada y Corral dejan de lado el interés público. Cada uno parece defender su parcela de poder sin atender la necesidad de concentrar los esfuerzos de los dos órdenes de Gobierno en la búsqueda de soluciones prontas, concretas y efectivas a la problemática de Juárez, la ciudad que ambos dicen tener en su querencia y como prioridad.
Desde que los dos tienen la responsabilidad de gobierno, en Juárez se han cometido 174 ejecuciones. Más de 400 en todo el estado de octubre al 26 de diciembre; al momento de redactar esta entrega, aún no cierra el conteo del año.
Los secuestros reaparecieron en la ciudad y en otras regiones de la entidad, hay un repunte en el robo de autos con violencia o carjacking, robo de autos en general y asaltos, además de la perenne acción y amenaza del crimen organizado.
Hacer frente a la inseguridad, atender el rezago social, la desigualdad y la pobreza de más de medio millón de ciudadanos que vivenen esa condición en esta frontera, deben ser las prioridades de la autoridad municipal y la del estado, particularmente este año que inicia en condiciones sumamente difíciles. No deberían dejar espacio a las mezquindades políticas.
P.D. Más allá de las calamidades que nos acarrean los gobernantes, feliz año a todos y todas quienes nos distinguen con su atención. Un abrazo fuerte.